—¿Usted celebra la navidad, amo? —le preguntó inocentemente Baekhyun.
Chanyeol, lejos de molestarse por la absurda pregunta, soltó una risa fuerte que avergonzó al muchacho. No era la primera vez que le hacía esa pregunta desde su llegada a la tierra, pero esta vez, a diferencia de las demás, no pudo molestarse y soltar las palabras que siempre repetía: La navidad solo celebra el inicio de la penuria de un hijo renegado por su padre que amaba más sus juguetes terrestres que a su propia familia.
—No, nunca la he celebrado.
—¿Acaso no le gusta?
Chanyeol negó con la cabeza. Sus ojos se posaron en la figura de Jonghyun a varios metros lejos de ellos que buscaba abrigos para Baekhyun, demasiado absorto en los cortes, estampados, telas y colores. El Diablo sonrió. Ese era un hábito de Kibum que le dejó a Jonghyun al morir.
—Yo..., solía celebrarla con mi familia, cuando era un niño —le dijo—. Mi madre solía preparar una pequeña cena para nosotros, y papá nos daba regalos.
—¿Y en dónde están ellos?
—No lo sé —murmuró con los labios fruncidos—. Hace varios años mi familia fue embargada por las deudas y mi padre nos envió lejos a mis hermanos y a mí, y no he vuelto a verlos.
Chanyeol frunció el entrecejo al ver las lágrimas acumularse en los ojos del zorro; él odiaba ver a la gente llorar tanto como tener que consolarlos. Le incomodaba porque no sabía cómo lidiar con esas personas tan sensibles. Él nunca lloraba, no lo hizo cuando su padre lo rechazó por su rebeldía, y no lo hacía cuando se sentía miserablemente solo. No era su costumbre ni aspiraba a convertirla en una.
—¿Usted tiene familia?
La tenía, una que no lo quería y que él no extrañaba. Siempre hablando de lo terco, arrogante y defectuoso que era. Diciendo que era el error de Dios, y que él jamás quiso. Sus hermanos eran mucho más felices sin su presencia allá arriba, y él..., estaba más tranquilo, aunque igual de solo que entonces. A pesar de que a su alrededor tenía centenares de demonios que le servían, no los consideraba ni mínimamente cercanos, quizás solo a Jonghyun y a Kibum, ese híbrido de gato que alguna vez tuvo el viejo sirviente y que hace varios inviernos pereció sin razón alguna. Ni el Diablo pudo ayudarlo y eso era algo que aún lo atormentaba.
—Solo a Jonghyun y a un hermano que vive muy lejos —mencionó vagamente.
A Baekhyun eso le supo amargo. Sus intenciones ahí eran muy poco decorosas y bien sabía que no debería involucrarse con el hombre más de lo debido o jamás lograría su cometido. Saber de sus sentimientos e indagar a profundidad fue lo primero que se advirtió a sí mismo cuando esos hombres le ofrecieron el trabajo. Debía pensar con cabeza fría, pero involuntariamente su corazón se agitaba por su amo. Era apuesto, sin duda, pero esa dureza y seriedad con la que actuaba lo dejaba en un limbo ardiente.
—Deberías ir con Jonghyun, creo que exagera con ese abrigo de piel —menciono ante el silencio que se formó.
"Sé que algo me ocultas, Baekhyun, algo que te disgusta mucho, lo puedo sentir, pero me pregunto, ¿qué clase de cosa atroz estarás por hacer que te asusta tanto?", pensó el Diablo.
****
La siguiente mañana, un domingo brillante, Chanyeol despertó con su taza de café caliente junto a la cama y un sonriente Baekhyun que abría las cortinas. El sol brillante que entró le cegó la vista, pero entre la luz la figura danzarina del zorro le pareció etérea y sensual. Sus curvas opacadas bajo la ropa abrigada le hacían desear ver más. Recordó entonces las palabras de un viejo hombre francés en el siglo XVII: El secreto del placer erótico está en aquello que no puedes ver, aquello que imaginas con pasión, y que deseas descubrir, no en aquello que miras todos los días. Se refería al cuerpo de una mujer vestida, a penas descubierta por los hombros y con un escote llamativo. Ese hombre le dijo también que la pasión tendía a perderse cuando recorría ese cuerpo desnudo una y otra vez luego de haberlo añorado tanto, y que, entonces, el erotismo se esfumaba y se implantaba la seca monotonía. Siempre creyó que era cierto pues en su experiencia, los cuerpos de bellas mujeres y atrayentes jóvenes solo le eran atractivos hasta la primera noche en su cama, después perdía completo interés. Se preguntaba si con Baekhyun sucedería igual, si al tomarlo sobre las sábanas de esa habitación se decepcionaría muy rápido de él o si, milagrosamente, querría probar esa carne un par de veces más. Se preguntó, si con ese muchacho existiría la saciedad.
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El Sirviente del Diablo (Chanbaek)
RomanceEn la tierra vivía el diablo y se llamaba Park Chanyeol. Solitario, aunque casado, esperaba la bendición de un heredero, pero en lugar de eso, obtuvo la bendición de un amante peculiar, un híbrido de zorro llamado Baekhyun, que le dará todo lo que s...