Capítulo 5

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Baekhyun estaba perplejo. El hermano de Chanyeol era precioso, nada comparado con su sencillez poco atractiva. El muchacho, Luhan, tenía el cabello de oro y la piel de parcelada, ojos color verde y labios carnosos. Su cuerpo, demasiado diferente al de Chanyeol, era delgado y esbelto, delicado, pero firme.

Había llegado hace apenas unos minutos junto a una pequeña valija en mano. Le dio una mirada curiosa y con la vista lo recorrió de arriba abajo antes de soltar una carcajada que retumbó en su pecho.

—Es demasiado joven, Chanyeol —le dijo bajo un tono jocoso.

Chanyeol reparó en que no sabía la edad del zorro, apenas su nombre, y, aunque se le hizo de muy malos modales de su parte, tampoco mortificaría su conciencia por ello.

—Es mi sirviente —señaló.

—Entiendo cómo te ha de servir —murmuró.

Baekhyun frunció los labios y bajó el rostro, estaba avergonzado. Sintió la mirada de Chanyeol sobre su cuerpo. Por supuesto el hombre notó que el zorro comprendía aquellas indirectas perversas y que su apariencia inocente no era más que eso, apariencia. No le molestaba, si acaso le sorprendía corroborar sus primeras hipótesis.

—Baekhyun, lleva café y bizcochos al salón oeste; los ha preparado Jonghyun —ordenó Chanyeol antes de llevarse a su hermano.

—¿No quieres que hable con él?

—Me da igual si lo haces, solo creí que viniste a verme a mí y no a ese zorro.

—Celoso —refunfuñó Luhan. Tomó asiento en aquel mullido sofá color blanco, justo a lado de Chanyeol—. Me alegra verte así.

—¿Mmh?

—Luces más jovial.

—Estoy igual que siempre.

—No, yo sé que no. Pareces más entretenido. Jonghyun me dijo que ha sido por él, por Baekhyun.

—Es un tornado —jadeó angustiado—. Ha roto tantas cosas de la casa como no podría cubrirlas su sueldo. Al final, Jonghyun me ha hecho pagar por cada destrozo que ha hecho ese zorro atarantado.

Luhan rio fuertemente.

—Así que estás muy entretenido.

—Debería deshacerme de él, quizás dárselo como aperitivo a los perros —masculló, pero en su rostro seguía plasmada una sonrisa—. Es una catástrofe.

—Bueno, pero bien puedes considerarlo tu bufón personal.

—Solo hasta que colme mi paciencia.

El tan aludido zorro entró en la estancia sujetando entre sus temblorosas manos una bandeja plateada con una humeante taza de té, tazas y platos, además de una pirámide de bizcochos con crema.

Chanyeol supo, solo con verlo, que una catástrofe se avecinaba. Odio tener la razón.

Baekhyun tropezó torpemente con el bordillo de la alfombra, trastabilló y naturalmente sus piernas dejaron de sujetarlo. La tetera caliente golpeó el cuerpo de Chanyeol y vertió su contenido sobre su caro abrigo negro. El calor le quemó muy poco la piel, pero no pudo evitar dar un brinco por el susto. Todo lo que contenía aquella bandeja cayó al piso. los bizcochos se estropearon junto a las tazas rotas.

Desde el piso, Baekhyun miró todo el estropicio, envuelto en su cola y con las orejas bajas. Estaba avergonzado.

—L-lo siento, a-amo —tartamudeó.

El Sirviente del Diablo (Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora