Chanyeol lo llevó lejos de la casa y del agobiante ambiente que creó Sandara para ellos. Se escabulleron temprano en la mañana en un viaje en auto hacia la casa de campo a dos horas de la principal, sobre las montañas más altas donde solo el ruido de las aves y de algún osado animal los acompañaría.
Baekhyun durmió gran parte del camino, demasiado cansado como para reaccionar luego de los agites de la noche pasada. Y cuando abrió los ojos se encontró con blanca construcción cuyos techos tejados color café le daban vida a la fachada junto a la gran cantidad de helechos y plantas que colgaban desde los balcones. Tenía preciosos capiteles en los pilares, sencillos, pero combinaban con el ambiente de la casa.
Al bajar del auto, Baekhyun se sintió tan pequeño frente a ese lugar.
—Pasaremos aquí el fin de semana —señaló Chanyeol retirándose las gafas negras que le cubrían los ojos.
Baekhyun tomó su pequeña valija y la arrastró por el suelo adoquinado hasta el salón, justo detrás de Chanyeol. La decoración era igual de exquisita adentro, con finas cortinas ligeras y muebles de color arena.
—Permíteme.
El Diablo tomó la maleta de Baekhyun y con la propia en la otra mano, marchó hacia el piso siguiente donde estaba su recámara. Una chimenea pequeña, un balcón amplio y una puerta corrediza de vidrio cuya vista panorámica enriquecía al lugar.
—No he venido aquí en mucho tiempo —murmuró al recorrer con la mirada el lugar.
No mentía. No hubo estado ahí desde la muerte de Kibum cuando la culpa lo carcomió por dentro y huyó sin reparos lejos de Jonghyun porque no podía verlo a la cara y afrontar sus errores. Suho mató a Kibum por venganza hacia él, y Jonghyun tomó lo peor de ello. Ambos se refugiaron muy lejos del otro por temor a que su rabia y dolor saliera desperdigada y los hiriera más. No hablaron del tema al reencontrarse sino hasta varias semanas después cuando las esquirlas de ese ataque salieron y en su lugar dejaron heridas profundas que ellos cubrieron con simples parches. Y con el tiempo pudieron volver a mencionar el nombre de Kibum sin miedo a que la lengua les ardiera.
Por eso el lugar le parecía ciertamente pesado a Chanyeol, pero tenía la esperanza de reemplazar esos negros recuerdos por unos más alegres junto al zorro.
Mientras Baekhyun recorría como un niño pequeño la monumental casa, Chanyeol sacó un cigarrillo, lo encendió y lo llevó a la boca; caminó por los pasillos hasta bajar al primer piso y salir a la piscina frente al salón. Tomó una larga bocanada de aire y pensó lo rara que se había vuelto su vida. Realmente estaba intentando formar una familia con Baekhyun, por muy loco que eso sonora, y trataban con tanto empeño tener un hijo. Esos pensamientos lo absorbían.
Y la imagen de Baekhyun rondaba su mente con demasiada intensidad. Sus risas, sus ojos chispeantes, su cuerpo lascivo, su presencia alegre y ese cariño que le profesaba. Incontrolablemente un sentimiento ardiente le abrazaba el pecho cuando pensaba en él y una amplia sonrisa surcaba sus labios sin retorno alguno.
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El Sirviente del Diablo (Chanbaek)
RomanceEn la tierra vivía el diablo y se llamaba Park Chanyeol. Solitario, aunque casado, esperaba la bendición de un heredero, pero en lugar de eso, obtuvo la bendición de un amante peculiar, un híbrido de zorro llamado Baekhyun, que le dará todo lo que s...