Aunque había pasado navidad ya hace cuatro días, Chanyeol seguí sintiéndose aturdido por Baekhyun y su espíritu festivo. El zorro lo arrastró al centro comercial de la ciudad para comprar adornos. Listones, guirnaldas, bombillos coloridos, bastones de caramelo, esferas de nieve, y cuanta cosa logró tomar con sus pequeños brazos. El Diablo hizo su buena acción del año y pagó por los caprichos de Baekhyun a sabiendas de que el zorro no tenía mucho dinero. Esa fue la gota que derramó el vaso. Apenas le mencionó que él pagaría todo, Baekhyun estuvo tentado hasta a comprar un árbol de navidad para el salón de su habitación. Tuvo que impedirlo solo por maldad y en su lugar le compró uno más pequeño por el cual el zorro berreó.
Le causaba risa ese descarado animal.
Sentado en el sofá de la casa frente a la chimenea, no podía dejar de repasar los días pasados con Baekhyun. Era como un niño, uno al que le gustaba ser mimado. No le molestaría malcriarlo por un tiempo, después de todo, el chico había demostrado ser muy agradecido.
Suspiró. Su paciencia estaba llegando al límite y pronto no habría nada que lo detenga de tomar al zorro sobre la alfombra del salón.
Jonghyun llegó para sacarlo de su ensoñación. El demonio se sentó a su lado en silencio y miró el fuego que abrazaba los leños con inquietud. Chanyeol lo notó.
—¿Qué ocurre?
—Luhan se ha ido —mencionó vagamente y Chanyeol asintió. Sí hace un día que su hermano se marchó con la promesa de verse durante su boda en la primavera—. Él..., dijo que yo debía estar ahí también.
Chanyeol sonrió y lo comprendió todo.
—No puedes llevarle la contraria a mi hermano, Jonghyun, además, te está haciendo un favor.
—Pero, ¿y si él no quiere verme?
—No te recuerda —señaló Chanyeol—, y en la boda será la primera vez que se conozcan..., de una forma muy peculiar.
—Yo no quiero hacerle daño.
—¿Qué te hace pensar que lo harás? Lo amas y jamás podrías dañarlo.
—Está muerto por mi culpa.
—No —rugió—. Kibum está muerto por la estupidez de mi familia, por la intolerancia de mis hermanos y por el egoísmo de mi padre. Amar no es un pecado, ni siquiera para nosotros.
Jonghyun se relamió los labios mientras jugueteaba nerviosamente con sus dedos. Se sentía perdido y asustado como aquella vez que lo perdió todo, cuando vio a Kibum morir, y si ahora se sentía así, no podía imaginar qué clase de ataque le daría al verlo. Lo recordaba, pero con los años su recuerdo se hacía mucho más vago y eso le preocupaba. No importaban las fotografías o los videos que grabaron juntos..., el pasar de los días le atrofiaba la memoria dolorosamente.
—Debiste dejarme matarlos —refunfuñó Chanyeol.
—Eso no cambiaría nada.
—Lo haría. Yo sabría que esos animales están sufriendo en el infierno.
—Pero no me devolvería a Kibum —refutó con melancolía.
—Nunca he logrado entender porqué hiciste ese trato con Dios. Si Kibum era enviado al infierno, lo habrías vuelto a ver por la eternidad.
—¿Y qué precio debía pagar yo? Lo vería sufrir en el infierno toda la eternidad, atado a una culpa que no era suya. No, Chanyeol, Kibum era un ángel y merecía estar en un lugar mejor.
—El cielo no es mejor —chasqueó la lengua.
—Un día lo entenderás —canturreó lánguidamente—. Aunque tú probablemente envíes a Baekhyun al infierno solo para torturarlo por todo lo que te ha hecho aquí.
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El Sirviente del Diablo (Chanbaek)
RomansaEn la tierra vivía el diablo y se llamaba Park Chanyeol. Solitario, aunque casado, esperaba la bendición de un heredero, pero en lugar de eso, obtuvo la bendición de un amante peculiar, un híbrido de zorro llamado Baekhyun, que le dará todo lo que s...