Capítulo 15

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La mañana tibia les permitió desayunar en el jardín lateral cubierto por un techo de vidrio y enredaderas verdes. La mesa redonda era pequeña y de un lado estaba Chanyeol y del otro Sandara. La mujer aparentemente sí estaba empeñada en conquistar a su esposo pues esa mañana llevaba una blusa roja de seda cuya abertura al frente tentaba a la vista, pero al Diablo le daba igual, sus ojos estaban fijos en la sección financiera del periódico, en apariencia, pues por dentro estaba recordando lo que ocurrió la noche pasada. Al pensarlo tenía que contener una sonrisa enorme.

Baekhyun seguía siendo un descarado al que no le importaba que Chanyeol fuese un hombre casado. Apenas la noche pasada, después de unos pocos días del retorno de su amo, su lívido animal se activó nuevamente. En su cama durante la media noche se entregó a un orgasmo tras otro, estimulando su cuerpo en aquellos puntos sensibles, jugando con su humedad entre burdos gemidos con los cuales Chanyeol se deleitó. Para él se estaba volviendo una costumbre muy agradable espiar al caliente zorro por la noche y compartir con él el orgasmo. Como un nuevo fetiche al que se estaba volviendo adicto.

—Supe del compromiso de Luhan —empezó a decir trayendo a Chanyeol de regreso a la realidad—, y es una fortuna que sea en la tierra, ¿no crees?

Chanyeol movió vagamente la cabeza sin darle una respuesta concreta.

—Fue por eso que también pienso aplazar mi estadía aquí. Voy a acompañarte; sé que será difícil para ti.

—No quiero tu compañía —murmuró sujetando firmemente el periódico entre sus manos.

—Me necesitas —replicó ella—. Después de todo, soy tu esposa y tu reina.

—No eres ni lo uno ni lo otro. Ahora, por favor, haz silencio, quiero desayunar tranquilo.

Una de las sirvientas llegó con una bandeja en manos, tenía fruta picada, jugo natural de manzana y avena; detrás de ella venía Baekhyun llevando una charola con la tetera caliente. Chanyeol lo vio y no pudo evitar pensar que ese era un terrible plan con lo torpe que era el zorro. Suspiró y le rogó al destino que el híbrido no cometiera un error. Contuvo la respiración por mera preocupación y ansiedad, pero todo salió bien, por primera vez con el desastre de animal que tenía como sirviente.

—¿Gusta café, Señora? —le preguntó Baekhyun.

—No, solo té —masculló con los dientes apretados.

Baekhyun sirvió el agua caliente y le alcanzó el tazón de té.

—¿Qué sigues haciendo aquí? Regresa a la cocina —bramó ella.

—Creí que podrían necesitar algo más —murmuró con pena.

—Ni mi marido ni yo necesitamos nada de ti. Largo.

—Aguarda, Baekhyun, tráeme un poco de crema para mi café —pidió con viva coquetería, sonriendo de lado.

Baekhyun se sonrojó y se mordió los labios.

—Chanyeol —jadeó ella—. No toleraré que te burles de mí. Deja de coquetear con tu puta delante de mí.

—O si quieres puedo acompañarte, sé que no alcanzas lo alto de la alacena.

Sandara lanzó un golpe a la mesa y se puso en pie.

—¡Qué descaro! No puedo creer que lo hagas en frente mío, como si no te importara que soy tu esposa —refunfuñó y luego miró a Baekhyun—. Y tú, tú eres una basura, una puta desesperada.

Baekhyun frunció el entrecejo y la miró con altanería, sin miedo a ser reprendido por ello.

—Vete de aquí —ordenó Sandara—. Y mantente alejado de mi esposo.

El Sirviente del Diablo (Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora