○Capítulo 19○

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-¿No crees que es muy duro con ella? Lleva dos horas entrenando sin parar, y ni siquiera la dejaron desayunar - dijo Cinco mirando hacia el patio desde la ventana de la habitación de Vanya.

-¿Importa? Solo es una estúpida - respondió esta con indiferencia mientras leía un libro.

-Ya...

En el patio...

-Papá... no puedo más... - dijo la chica poniendo sus manos en las rodillas intentando recuperar el aire que le faltaba.

-Continúa Número Ocho.

-Papá... es domingo, los domingos son de descanso.

-No para ti, ahora da 10 vueltas corriendo alrededor del patio.

___ recorrió el patio con su vista.

"No podré recorrer todo esto... gasté toda mi energía en la prueba anterior"

-¿¡A QUÉ ESPERAS, NÚMERO OCHO!?

La chica empezó a correr, pero a la segunda vuelta, sintió que todo le daba vueltas, empezó a toser sin control.

Narra-Cinco

-¡Le va a dar algo! -dijo preocupado.

-Entonces podremos hacer el funeral definitivo. - dijo Vanya quien seguía leyendo aquel libro.

-No digas eso... Mierda, se está ahogando - dijo hiperventilando.

-¿Desde cuando te importa tanto? - preguntó ella.

Pero Cinco no respondió, simplemente se teletransportó al patio y cogió a ___ en sus brazos, quien estaba a punto de caer al suelo.

-¿Estás bien? - preguntó el chico.

Miró hacia la ventana, ahí estaba Vanya, mirándole con los ojos abiertos como platos.

-¡Número Cinco! Fuera de aquí - dijo Reginald enfadado.

-¡NO! - dijo él para luego teletransportarse con la chica a su habitación. - Acuéstate, necesitas descansar.

Señaló su cama, y ___ frunció el ceño desconfiada.

¿Desde cuando aquel chico trataba de ayudarla? ¿Desde cuando la protegía? Lo único que sé le pasó por la cabeza a ___ fue que tal vez Cinco utilizase la situación para luego burlarse de ella con sus hermanos, así que debía estar en alerta.

-Ten - dijo ofreciéndole una taza.

Esta la cogió entre sus brazos, estaba caliente, y tenía un líquido oscuro en su interior.

-¿Qué es y qué lleva? - preguntó mirando el líquido indecisa.

-Es chocolate caliente, lleva mucho azúcar para que tu cuerpo reaccione, te dará energías.

-Ya... gracias, pero estoy bien - dijo devolviéndole el chocolate y levantándose con dificultad de la cama.

-Hey, no, espera - dijo intentando agarrar su brazo, pero esta se fue de la habitación, dejando a Cinco con un chocolate caliente en la mano y cara de culpabilidad.

El chico bajó a la cocina, aún con la taza entre sus manos. Comenzó a lavar la taza, ignorando la presencia de uno de sus hermanos en la cocina.

-¿Ahora ayudas a la rarita?

Volteó para ver a Diego, quien estaba a su lado mirándole con cara de decepción.

-¿Te importa? - dijo este sin darle importancia a la presencia de su hermano.

-¿No recuerdas lo que le hizo a Ben?

El chico se quedó quieto, mirando al frente, sin decir ni una sola palabra.

-Creo que deberíamos superarlo... ¿y si fue un malentendido?

-Es una asesina Cinco, ¿como puedes decir eso?

-¿Sabes? Yo estuve pensándolo, y cometí un grave error. Ella era mi mejor amiga, trató de darme una explicación, y yo solo la ignoré, y traté de hacerla sufrir. Pero de los errores se aprende, y aunque entiendo que ella no quiera volver a verme, yo no volveré a tratar de molestarla. Le pediré perdón una y mil veces. Ella merece muchísimo más que una disculpa, así que entenderé que no quiera perdonarme, y a partir de ahora, la protegeré aunque estemos distanciados.

-No puedo creerlo Número Cinco... - dijo Diego antes de salir de la cocina.

-Yo tampoco pero así soy - dijo este sin prestar mayor atención a las palabras de Diego.

Lo que él no sabía, era que había alguien tras la puerta, alguien que había escuchado toda su conversación... Alguien que se sentía protegida por primera vez en años...

-Gracias Cinco... - susurró la chica para sí misma.

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Volvíii!!

Perdón por estar tan inactiva el pasado mes

Gracias por leer 💙

Juramentos rotos {Cinco y tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora