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Cuatro días después ambos salían de la convención de ranas riéndose, Hyunjin con el tierno dibujo de un anfibio chibi en su mejilla que terminó siendo más como un pequeño sticker, y Seungmin con una diadema de ojitos de rana que hizo a su novio sacarle muchas fotos con la excusa de que se veía fabuloso.

—Espero que la cita no haya sido aburrida.

—¿Bromeas? Me divertí demasiado—le empujó por el hombro sonriendo, salir con Hyunjin le animaba el día—No pensé que fuesen tan lindas.

—Ay, me estás coqueteando—recibió un beso en la frente con una carcajada—Además de lindo, atractivo, guapo, inteligente y divertido, te gustan las ranas—algunas personas que pasaban por el parque les miraron aguantando la risa, Hyunjin era dramático por naturaleza—¿Acaso quieres casarte conmigo? Porque iremos a la mañana al registro.

—Tonto—le dio un suave golpe en la cabeza, alejándolo de su espacio para tomar su mano con comodidad—La propuesta de matrimonio debe ser más bonito que eso.

—¿Quieres que prometa amarte y respetarte, compartir mi felicidad y tristeza?—se quedaron en silencio con una mueca en el rostro, chillando de pena en su interior.

—¡No!—gritaron el conjunto, no eran la clase de pareja que se decían cursilerías profundas.

—¡Ni lo pienses, te golpearía!—le dijo asustado, con Hyunjin nunca se sabía.

—¡No lo haré, ¿quién hace esas cosas hoy en día?!—fingió un escalofrío—Yo te diré—se aclaró la garganta, poniéndose serio—Seungmin, cásate conmigo.

—Y yo te diré "No, buitre"—se tambaleó por culpa del choque de hombres, Hyunjin le miraba con rencor—Es broma.

—No haces bromas—el castaño apretó los labios para no reírse, le gustaba hacer enojar a Hyunjin—Estoy seguro que me rechazarás.

Caminaron tranquilos por el césped, ya era de noche y poca gente transitaba por la vía pública. Seungmin levantó la cabeza y enfocó la vista en el perfíl de Hyunjin, sus facciones relajadas y alegres que envidiaban a cualquier adolescente promedio. El más bajo se llevó el dedo a los labios nervioso, no quería que Hyunjin pensara que lo iba a rechazar, es decir, lo rechazó antes, sí, pero era porque no estaba seguro si sus palabras eran en serio.

Respiró profundo al mismo tiempo que disminuía el paso. Hyunjin se giró confundido, interrogando con una expresión preocupada.

—¿Qué pasa?

Seungmin no respondió, lo tiró de sus manos unidas para acercarlo y plantó sin dudar un torpe beso en los labios de su novio. Cerró los ojos con fuerza, permitiéndose percibir qué eran lo que sus labios sentían: suavidad, humedad, un dulce. Seungmin suspiró separándose, no había estado...mal. Abrió los ojos con pesadez, tenía el corazón en la garganta, tanto que le ahogaba. Se cubrió la boca asustado, lo habían hecho, lo había hecho, y no sentía ningún efecto colateral maligno cómo había pensando. Hyunjin parpadeó ido, sus ojos brillaban a la luz de las estrellas, sonrojado hasta la médula.

—Lo...lo siento, no sé que pas-

Hyunjin estaba en frente, sosteniendo su rostro con ambas palmas, chocando la punta de sus narices con timidez. Cerraron los ojos por instinto, no había necesidad de mirarse cuando iban a besarse. Porque Seungmin sabía que iban a hacerlo, Hyunjin finalmente lo iba a besar.

Finalmente.

Su mente gritó emocionado, si el beso de antes no había estado malo, este tampoco sería una pesadilla, Hyunjin lo iba a tratar bien. Seungmin tembló cuando su novio rozó sus bocas superficialmente, respirando y estrellando el aroma a dulces que hace rato comieron, los húmedos labios de Hyunjin le daban cosquillas, justo allí en donde comenzó a entreabrir. Se aferró al cuello contrario por el golpe del beso, los perfectos movimiento de Hyunjin en sobre sus belfos le hicieron perder la estabilidad en las piernas.

Seungmin no pensó, lo disfrutó.

Enredó los dedos en su cabello, en las revueltas ondas naturales que hacía a Seungmin babear en secreto. Hyunjin le estaba besando con delicadeza, uniendo y alejando sus rostros para inhalar.

—Bendita convención de ranas—el susurro ronco le hizo besarlo otra vez, perdiendo el miedo de que no le gustara. Hyunjin lo recibió perdiendo la timidez, picando la comisura.

—Bésame—pidió. Otra, otra, otra.

Había sido el mejor maldito primer beso de su vida.

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hoy se celebra.

𝐜𝐚𝐧 𝐢 𝐤𝐢𝐬𝐬 𝐲𝐨𝐮?/ʰʸᵘⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora