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—Oye, Seungmin—recibió un golpe en la nuca con una mueca, Hyunjin no llevaba ni cinco minutos en su casa y ya lo estaba molestando—quiero hacer algo.

—¿Por qué no vas a jugar con mi hermana? O con mi papá, ve a ayudarle a preparar la cena—recomendó empujándolo a la puerta, debía terminar la tarea antes del fin de semana.

—Pero tú eres mi novio—Hyunjin fingió llorar, haciendo peso muerto para que Seungmin no pudiera empujarlo—Se supone que debo pasar tiempo contigo.

Ah, bueno, cierto.

—Es que se me olvida—justificó con una sonrisa—Lo siento, pero me queda poco, cuando termine bajaré contigo y-¡¿Qué haces?!—se exaltó al verse tomado con fuerza por Hyunjin, justo como si fuera un saco de basura—¡Hyunjin!—gritó sin entender, veía la habitación al revés por lo que se sorprendió cuando su novio lo dejó en la cama.

—¿Te acuerdas lo que me dijiste a principio de año?—Seungmin movió la cabeza a un lado sin entender, ni siquiera sabía por qué Hyunjin se había vuelto serio.

—No, te dije muchas cosas—el pelinegro caminó a la puerta despacio, dando la espalda al chico tirado en la cama con el pelo revuelto—¿Qué haces?—escuchó el sonido del seguro, adivinando la sonrisa quisquillosa y altanera de Hyunjin del otro lado—¿Por qué cerraste?

—Quiero hacer algo

—Yo no quiero hacer nada—Seungmin se cruzó de brazos, había interrumpido su sesión de estudio para molestarlo. En un suspiro Hyunjin estaba en frente, haciendo espacio entre sus piernas para poner su rodilla—¿Hyu-hyunjin?—por costumbre se afirmó de los hombros contrarios para no caer.

—Me dijiste que cuando te dieran ganas de besar me llamarías—a Seungmin se le fue el aire, había pasado hace tanto tiempo que no recordaba la época en donde lo rechazaba todos los días.

—¿Y qué?—respondió sin dejarse llevar por las cosquillas de la respiración de su novio cerca de su boca, un empujoncito y lo besaría.

Seungmin era más fuerte que eso.

—Para verlo en primera fila—completó serio, humedeciendo los labios—Así que eso haremos hoy.

—¿Tú estás tonto?—fue lo único que pudo decir—Es decir, sé que lo eres pero no imaginé que tanto—Hyunjin soltó una risa ronca, empujándolo a la almohada.

—Estoy seguro que es lo más raro que alguna vez diré, pero últimamente estaba pensando en ello y...—el más alto se levantó y avanzó al espejo, sonriendo con burla—lo veré desde primera fila.

—¿Qu-qué cosa?—preguntó al unir los trazos de la conversación, observando el espejo y la silueta de Hyunjin reflejarse en ella—Ni loco lo haré—habló decidido enterándose de las intenciones de su sucio novio.

—¿Por qué no? Soy yo el que te veré—Seungmin se sonrojó—Ven aquí.

Seungmin lo pensó durante un largo minuto, preguntándose qué clase de magia o amarre Hyunjin había usado en él.

—Solo un besito—advirtió poniéndose en frente del espejo, tenía el rostro ardiendo en vergüenza—es lo más extraño que haré.

—Un pequeño besito, ahora cierra los ojos—Seungmin se obligó a hacerle caso, inclinándose hacia Hyunjin. Si les dijera al mundo que su novio había puesto un espejo al lado de ellos para poder ver de reojo a través del reflejo como le daba un pequeño besito para cumplir un insulto del pasado, se reirían de él, pero ahí estaba, poniéndose de puntitas para darle un suave beso a Hyunjin.

Unió sus bocas en un toque superficial, solo duraría unos segundos, unos cuantos si pensaba en que los labios de Hyunjin eran suaves, tres segundos más si creía que podría durar un ratito, otros cinco segundos para confirmar que el sabor seguía igual de dulce y cálido, y quizá dos segundos para darse cuenta que la lengua de su novio estaba en la punta, siendo caliente y húmeda. Justo cuando se iba a separar, Hyunjin lo tomó en brazos y lo arrastró de vuelta a la cama.

—¿Hyunjin?—no le respondió, la voz de su novio estaba ocupada en reírse—¿Te burlas de mí?

Seungmin lo iba a echar a patadas.

—No, no, no—se cubrió el rostro con la mano libre, intentando calmar la risa—No es eso, amor.

—¿Entonces qué?—susurró avergonzado, había sido la primera vez que Hyunjin se dejaba besar sin hacer algún movimiento.

—Solo pude ver cuando tocaste tus labios con los míos—Hyunjin estiró la mano hasta su mandíbula, rozando el borde del hueso con su dedo—Te veías bonito cerrando los ojos, tu perfil es hermoso.

—¿Eso te da risa?—Seungmin estaba pasmado.

—No, lo que me da risa es que no aguanté nada, a penas comenzaste a besarme cerré los ojos y me dejé llevar—un tierno puchero decoró sus expresiones—Pero estoy satisfecho, me tocó en primera fila.

—Eres.... peculiar, y me asustas—Lo calló con un beso—¿Ahora qué?

—Te besaré hasta que tu madre nos grite para que bajemos a comer.

Esa tarde a los padres de Seungmin se les olvidó que su hijo estaba en casa, ajenos a la revuelta en la cama del segundo piso, que al caer la noche acabó desordenada y mojada de sudor.

Pero lo más importante, Seungmin no terminó la tarea.

𝐜𝐚𝐧 𝐢 𝐤𝐢𝐬𝐬 𝐲𝐨𝐮?/ʰʸᵘⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora