29. ~Ayato~

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No sé por qué te sorprendió tanto que el violín estuviera en el Castillo.

Fue muy fácil averiguar dónde habíais escondido a Lyra así que la próxima vez que quieras ocultar verdaderamente a alguien lo que tienes que hacer es prohibirle que siga con su rutina habitual, al menos durante un tiempo, hasta que estés absolutamente convencido de que el atacante se ha olvidado de su víctima.

Parece mentira que te pusieran al frente de los Quinx y fueras el favorito de ese malnacido de Arima cuando es obvio que no tienes ni pizca de cerebro, Kaneki idiota.

Aunque supongo que, en el fondo, tengo que agradecértelo pues gracias a tu estupidez no tardé ni veinticuatro horas en saber dónde se hallaba mi chica.

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Unas horas antes del descubrimiento del violín en la habitación de Lyra...

Ayato caminaba por las calles de Tokio con el estuche del instrumento musical todavía colgando en uno de sus hombros y el rostro serio.

Hacia poco que había salido del que había sido el apartamento de la inglesa en los últimos meses y, en esos momentos, se encontraba divagando sobre dónde podrían habérsela llevado. Las opciones podían ser infinitas, pues la CCG era una organización ampliamente financiada por el gobierno japonés con el objetivo de exterminar a su raza y la cantidad de pisos francos que podían tener a su disposición para la protección de testigos eran innumerables. El simple hecho de localizarlos y ponerse a registrarlos uno por uno podría acarrearle una eternidad.

Su única esperanza residía en que la paloma a su cargo fuera lo suficientemente imbécil como para haberse apiadado de los deseos de Lyra permitiendo que siguiera yendo a sus clases en el conservatorio. Sabía que era una posibilidad muy remota y resultaría bastante arriesgada si al final ella acudía al sitio escoltada por su nuevo guardaespaldas; sin embargo, no le queda otra alternativa que confiar en su instinto y aceleró el paso rumbo a la escuela de música. Con suerte, llegaría al lugar antes que la violinista y podría descubrir fácilmente dónde la tenían escondida.

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El ghoul llegó bastante temprano al conservatorio de modo que las puertas de acceso al recinto aún continuaban cerradas y apoyó su cuerpo contra una farola que se encontraba a unos cuantos metros de distancia de la entrada principal con la intención de esperar hasta que se cumpliera la hora del comienzo de las clases. Estaba un poco alejado; sin embargo, desde allí tendría una visión perfecta de los estudiantes ingresando en el edificio sin llamar la atención.

El conserje no tardó mucho en abrir las puertas y, poco a poco, el alumnado fue llegando abarrotando la zona en cuestión de unos quince minutos.

<<¡Ahí está!>> se dijo Ayato abriendo los ojos de par en par cuando divisó a lo lejos una cabellera dorada que destacaba sobre el resto de los viandantes y reconociéndola de inmediato como la chica que buscaba.

La expresión de su rostro transmitía un aura de inmensa tristeza y melancolía, seguramente ocasionada por la supuesta pérdida de su violín, e iba acompañada por una paloma que se esforzaba al máximo en darle algo de conversación y ánimos aunque sólo conseguía que asintiera de vez en cuando o esbozara una ligera medio sonrisa por la comisura de sus labios. Una paloma que reconoció al instante gracias a unos informes proporcionados precisamente por el gilipollas que asesinó la pasada noche por atacar a Lyra. En esos momentos no recordaba el nombre del inspector, pero sabía que formaba parte de los Quinx. Ese cabello castaño claro y esa sonrisa amenazadora de dientes afilados y puntiagudos eran demasiado llamativos cómo para olvidarlos o pasarlos por alto.

<<Mierda>> pensó el ukaku mientras cerraba su cremallera hasta el final de la guía de su chaqueta y agazapaba un poco su cabeza en ella para disminuir la percepción de su aroma. Había una gran distancia entre ellos y una multitud de humanos confundiendo su rastro; no obstante, aquella paloma no era un humano normal y corriente. Tenía parte de esencia ghoul y, aunque su olfato estaba muy lejos de estar a su nivel, podría detectar algo raro en el ambiente así que debía de mantenerse cauto si no quería que lo descubriesen.

La parte positiva era que había encontrado a Lyra y tan sólo tenía que esperar a que terminaran sus clases para que ella y su peculiar acompañante le desvelaran su nueva ubicación. La negativa es que la humana estaba siendo custodiada por un equipo de híbridos artificiales de la CCG y, a partir de ahora, acercarse a ella no iba a ser nada fácil.

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Unas horas más tarde...

Lyra y Shirazu emprendieron el camino de vuelta al Castillo ignorando que cierto ghoul les seguía el paso desde lo alto de los edificios salvaguardando siempre una distancia prudencial.

Cuando finalmente llegaron a su destino, Saiko y Mutsuki los recibieron en el salón con alegría pero, contemplar la cara tan alicaída de la chica, insistieron en irse todos juntos por el centro de la ciudad dejando la vivienda completamente vacía durante un par de horas. Momento que el Kirishima no desaprovechó y, después de inspeccionar la casa desde el exterior localizando con facilidad la habitación de la rubia en el primer piso, se coló en el interior de la misma deshaciéndose por fin del endiablado trasto cuando lo depositó cuidadosamente sobre la mesa de su escritorio.

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