18. ~Lyra~

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Los siguientes dos meses pasaron rápidamente sin nada en especial que resaltar.

Me levantaba a primera hora para ir al conservatorio, permanecía allí todo el día entre las clases y los ensayos con la orquesta y sobre las cinco de la tarde volvía a casa. Me duchaba, practicaba un poco con el violín, cenaba cualquier cosa mientras mis padres me llamaban y me preguntaban por videoconferencia cómo me encontraba y enseguida me iba a dormir para poder madrugar al día siguiente.

Cómo verás mi rutina era bastante monótona y repetitiva. Mi estancia en Japón se volvió extremadamente normal y tranquila (nada comparado al tipo de vida que tú llevabas en aquel momento y que habías tenido que soportar desde que eras un niño). Quizás algún fin de semana saliera con algunos amigos de la escuela de música para disfrutar de la noche tokiota aunque no era lo habitual.

No fui testigo de ningún ataque en el que estuviera involucrado un ghoul, jamás vi a un inspector de la CCG aparecer de la nada para luchar contra uno de vosotros y nadie a mi alrededor os mencionaba. Era como si en realidad no existierais y eso acabó jugando en mi contra haciendo que me relajara. Por mucho que en la televisión insistieran en el tema de los ghouls y que los humanos debíamos de estar precavidos, yo perdí esa sensación de inseguridad y miedo empezando a creer que quizás fuerais una leyenda urbana alimentada por un grupo de lunáticos que tan sólo querían hacerse notar ante el resto de la población.

Esa fue la razón por la cual aquella noche, cuando regresaba a casa tras un largo y tedioso ensayo extra que nos pusieron a última hora para preparar un festival que tendría lugar un par de semanas después, decidí mandar al carajo todas las medidas de precaución que había estado tomando desde el momento que llegué a la ciudad y me adentré en aquel maldito y solitario callejón con la esperanza de llegar cuanto antes a mi apartamento y poder descansar...

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Lyra caminaba por el oscuro callejón mientras se llevaba una mano a la boca para reprimir un sonoro bostezo que delataba claramente su estado cansado y soñoliento. En aquel instante, la muchacha no podía pensar en otra cosa que no fuera su mullida cama y el placer que experimentaría al meterse entre sus reconfortantes sábanas.

Tanto fue así que no puso atención en el hombre de apariencia sospechosa que se encontraba a unos escasos metros de distancia medio escondido tras una farola y en una actitud acechadora. De modo que, cuando la joven estuvo a su alcance, se abalanzó sobre ella sorprendiéndola en el acto y la empujó contra la pared agarrándola con firmeza del cuello para evitar que escapara.

—Shikashi, nante utsukushī wakai joseideshou! Kyō wa gurume ni fusawashī dinādesu (¡Pero qué joven tan hermosa! Hoy toca una cena digna del Gourmet) —dijo el asaltante riendo estrepitosamente y mostrando una sonrisa macabra en sus facciones.

La rubia lo miró atemorizada.

Al no comprender el significado de aquella frase, la chica en un primer momento asumió que había sido atacada por un ladrón o un violador pero, al revelar éste sus kakugan y abrir su boca repleta de saliva ansiosa por saborear su primer bocado, sintió cómo todo a su alrededor se quebraba al darse cuenta de lo ingenua e idiota que había sido al pensar que los ghouls eran una simple leyenda urbana pues acaba de descubrir de la peor forma posible lo equivocada que estaba.

—Al menos prométeme que tendrás mucho cuidado cuando vayas por la calle. ¡Qué no irás sola por las noches ni te meterás en ningún callejón oscuro y solitario!

—Te lo prometo Mary.

Aquel recuerdo acudió a su mente mientras abundantes lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas lamentándose al haber hecho caso omiso a los consejos de su amiga e impotente por no poder hacer nada para evitar su trágico destino, dado que la fuerte presión que estaba ejerciendo aquel hombre fornido sobre su garganta le impedía emitir ningún tipo de sonido para gritar o pedir auxilio.

La inglesa cerró los ojos con fuerza incapaz de contemplar la grotesca escena que se avecinaba siendo ella la principal protagonista de un cuento de terror y, a su vez, preparándose para recibir la inevitable punzada de dolor que su cuerpo sufriría al ser mordida por aquel sádico individuo. Sin embargo, ésta nunca llegó a producirse.

Una sombra veloz se interpuso entre ambos partiéndole el brazo al sujeto mediante un golpe seco que le obligó a soltar a su víctima y después lo lanzó hacia la pared opuesta del callejón de una sola patada directa al estómago.

La violinista al notar cómo la mano se retiraba súbitamente de su cuello abrió los ojos impresionada y, de inmediato, tomó una gran bocanada de aire ya que había empezado a experimentar los primeros signos de asfixia debido al estrangulamiento mediante el cual había estado sometida por culpa de su agresor.

Aún con el miedo en el cuerpo, se atrevió a ladear un poco la cabeza con la intención de saber qué demonios había ocurrido para que se obrara aquel milagro y observó atónita cómo un joven de su edad con una máscara de conejo negro puesto sobre su rostro se dirigía imponente hacia a ese ghoul con paso firme y sin nada que temer.

Cuéntame cómo pasó || Ayato Kirishima ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora