5. Bailes

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Los panes de la cafetería son deliciosos, el café también

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Los panes de la cafetería son deliciosos, el café también. A los niños les gustan los animales, hay muchas niñas aquí. A Mariana, una niña que está aquí porque le diagnosticaron una bacteria en el estómago que agravó, le encantan las princesas. También se que ella se está curando que probablemente se valla el otro mes. Esas cosas, y algunas otras, son las que he aprendido en estos casi diez días que llevo aquí en el hospital.

De esos diez días, solo vi a Helen cinco, y esos cinco me hicieron darme cuenta de que en serio la conozco de alguna parte. Y quiero saber de donde. Estou seguro de que ella si lo sabe. Por eso necesitaba encontrarla, pero no la he visto desde la última vez.

-Y me gustaría tener un vestido rosa y una tiara -dijo Mariana, volviéndome a la realidad.

La llevo a su habitación así que estaba subida en mi espalda. Apoyó su pequeña cabeza en mi hombro. La vi de reojo y le sonreí.

-El rosa me gusta, aunque azul también te quedaría bonito -comenté.

Sus ojitos parecieron dudosos.

-Pero el azul es para Cenicienta, tal vez se enoje.

Reí. Quiero la imaginación y pensamientos de esta niña, por favor.
Abrí mi boca para decir algo más pero otra voz lo hizo por mí.

-Dudo mucho que lo haga.

Levante la mirada y la vi, allí estaba. Lleva un vestido floreado, a pesar de que es invierno y ya casi empieza a nevar, un pañuelo en la mano y un libro. Mis ojos no son capaces de dejar de mirarla. Aunque se que debo hacerlo para no parecer un demente.

-Si Helen dice que no se enojara, entonces también azul Math -dijo Mariana mientras bajaba de mi espalda para abrazar a Helen-. Platicábamos con Math de las cosas que me gustaría tener.

Se agachó a la altura de Mariana, le sonrió.

-¿Y entre ellas había un castillo? Así enorme, rosa, con muchas habitaciones y golosinas. ¿No te gustaría?

La mirada de Mariana se iluminó. Y una gran sonrisa empezó a aparecer en su rostro. Asintió.

-¡Si! Me encantaría, agrega eso Math.

-Hecho -le respondí mientras llegábamos a su habitación-. Hemos llegado a su castillo princesa.

Le dije mientras hacía una reverencia. Mariana sonrío y entró a su habitación. Pero antes de que me diera la vuelta, regresó a mi lado e hizo que em agachara para dejar un beso en mi mejilla. Le di una sonrisa y se volvió a ir.

Helen se despidió de ella y empezó a caminar, yo me apresure a seguirla. No dejaré que se vaya, quiero hablar con ella.

-¿Cómo has estado? Yo te he buscado estos días y no te he encontrado.

Hablé cuando ya estaba a su lado.

-Bien Math, no te preocupes. Además no fue tanto tiempo el que no me viste.

Hasta el último latido  [trilogía latidos #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora