13. Fiesta

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Sigue nevando muy fuerte

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Sigue nevando muy fuerte. Parece que entró una tormenta. Entre al hospital. Babi está en la recepción, como siempre. Me acerque a ella para saludarla.

—Hoy es día de fiesta, Math. Mariana, una de las niñas, ya ha sido dada de alta —dijo con mucha alegría—. Así que haremos una pequeña fiesta ¿nos ayudas?

Asentí.

Que felicidad tan grande se siente cuando alguien por fin logra ganar una batalla. Alguien como Mariana, quien luchó mucho por hacerlo.

—Si, claro ¿Qué tengo qué hacer? —pregunté.

Babi me explico todo lo que tenía que hacer, cuando terminó, me encargué de ir a hacerlo todo como ella quería.
Terminé y decidí salir del hospital, tenía que darle un regalo a Mariana y tenía muy claro que le daría.

Encontré a Lau a la salida.

—¿A dónde vas?

—A comprar ¿Me acompañas?

Asintió con la cabeza, salimos del hospital y nos subimos al auto.  Lau subió el volumen de la radio. Cambió varias estaciones hasta que llegó a una donde había una canción que le gusta.

—Esta canción es buenísima, Math.

Empezó a bailar y a cantar.

—So pull me closer. Why don't you pull me closer —empezó a cantar Lau—.Why don't you come on over. I can't just let you go.

—Oh baby. Why don't you just meet me in the Middle. I'm losing my mind just a little —continúe cantando yo.

—So why don't you just meet me in the Middle. In the Middle —cantamos juntos.

Empezamos a reírnos juntos. La canción terminó. Nos acomodamos en nuestros asientos como si nada hubiera pasado.

—Estamos locos.

—Lo sé, lo estamos.

Bajamos del auto y entramos a  la tienda. Hay distintas cosas aquí. Pero sé que es lo que quiero comprar.

—Debemos buscar un vestido azul y una tiara —le dije a Lau.

—Hecho.

Nos separamos y ambos empezamos a buscar. Pasamos por distintas áreas. Hasta que lo encontramos.
Cuando compramos todo, nos dirigimos de vuelta al hospital. Bajamos del auto e hicimos una carrera para llegar hasta el hospital, es divertido con la nieve.

Babi estaba esperándonos en la puerta riendo.

—Ok, esto es lo que haremos —dijo mientras empezaba a caminar.

Nos explicó cada uno de los detalles, en pocas palabras nos esconderiamos todos en un salón, cuando Mariana entrará gritariamos sorpresa.

Entramos al salón que ya había decorardo antes con globos y algunas otras cosas. Pusieron mesas con comida y otras cosas.

La puerta se abrió y Helen entró por ella al lado de Amara y otro enfermero. Su mirada empezó a ver a todas partes. La mirada de Amara se encontró con al mía. Sonreí y ella lo hizo también.

Dio un golpecito al brazo de Helen y luego me señaló.

Sonrió y caminó hacia mí.

—Hola —me saludó mientras ponía un brazo en mi cintura.

—Hola minion.

En ese momento escuchamos la voz de Mariana, todos nos agachamos y nos escondimos.

—Pero quiero despedirme —dijo Mariana—, de Math, Hellen, Lau, Pet, Babi, Liz, Amara y de todos.

—Lo haremos —le dijeron sus padres—. Pero primero entraremos aquí ¿Ok?

En cuanto abrieron la puerta todos nos pusimos de pie.

—¡SORPRESA!

—¡Ahh!

Mariana se escondió detrás de su padre.

—Ahh, son ustedes, me asustaron.

Todos empezamos a reírnos.

Mariana era una chica única, estoy seguro de que cuando crezca será muy inteligente.
Empezamos a divertirnos todos juntos, hasta que en un momento Helen habló.

—Por favor, todos hagan silencio que la reina Mariana hablará.

—Gracias plebeya Helen —dijo Mariana mientra se subía a una silla.

—Yo quiero decirles que gracias, y que vendré todos los fines de semana con mi papi y mi mami. Ah y alguien me dio un regalo así que lo abriré.
Empezó a abrir la caja y de un momento a otro la habitación se quedó en silencio Mariana no se movía.

—AHHHHHH —grito de repente—. Mami es un vestido azul como el de cenicienta y tengo una tiara.

Bajo de un salto de la silla poniendo la caja con el vestido y la tiara en la mesa, y salió corriendo hacia mí dirección.

—Gracias Math —dijo mientras me abrazaba.

—No es nada, solo es para que me recuerdes toda tu vida.

—Jamás te olvidaré.

—Oh, estoy seguro de eso, jamás lo harás.

Espero yo tampoco. Después de que nos divirtiéramos un rato más con Mariana y sus padres decidieron que ya era hora de irse, por supuesto Mariana lloro mientras abrazaba a todos y les juraba visitarlos cada domingo.

No te hagas tú también lloraras cuando todo esto termine.

Cierto lo haría, y mucho.

Muchas veces desearíamos que algún momento dure para siempre, pero no se puede, y ahí está lo importante, que es el valorar cada momento, jamás sabrás cuando será el último.

Hasta el último latido  [trilogía latidos #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora