2. Enfrentando Los Miedos

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“Nunca más volveré a un hospital”.

Esa fue mi declaración entre lágrimas el día del entierro de mamá. Volver a uno sería como volver a ver morir a mi madre. Sería como revivirlo y eso es lo que menos me gusta.

Papá comprendió mis sentimientos, nunca me exigió acudir a uno. Me comprendió y me ayudó. Siempre que enfermo llama a un doctor para que venga a casa. Él miedo que le tengo a los hospitales es tan grande que llegué a ese extremo.

Pero hoy, después de 9 años, volveré a pisar un hospital. El sueño de mi mejor amiga siempre ha sido ser doctora. El día que la conocí, le conté que tenía pánico por los hospitales, lo primero que respondió es que ella también les temía. Me prometió que sería doctora para curarnos y así no iríamos a un hospital.

Pero resulta que su padre le dijo que primero viviera de cerca la vida que llevan los trabajadores de salud y que luego ella decidiera si en serio quería hacerlo. La mejor opción que todos encontramos: ser voluntaria en un hospital. Y la invitación anónima que a ambos nos llegó por correo de un hospital nos cayó como perla. Pero sé que a ella le dará miedo hacerlo sola. Y yo me ofrecí a ayudar.

Idiota. ¿Cómo se me ocurre? El amor hacia mi amiga es más fuerte que mis miedos, supongo.

Se que enfrentar los miedos es la mejor manera de mostrarle a la vida que puedes con todo. Eso me lo venía repitiendo en el camino para quitarme los nervios. Pero no me ayudó mucho. Mejor dicho, no me ayudó para nada. Mis manos están temblando demasiado. Mi respiración cada vez es más pesada.

Mi corazón está palpitando más de lo normal. Estacione el auto frente al hospital.

Laura me vio un poco preocupada. Puso su mano en mi hombro, lo sobo.

—¿Quieres que te deje un momento solo?

Asentí.

Salió del auto y cerró la puerta. Deje salir un suspiro pesado. Todo me está temblando, salir de la zona segura es lo más difícil.

«Respira Math, todo estará bien. Piensa en mamá,  ella estaría orgullosa si lo haces.»

Cerré mis ojos, papá vino a mi mente. Antes de venir habló conmigo. Sus palabras quedaron grabadas en mí.

Recuerda hijo, no es valiente aquel quien tiene miedos, sino quien sabe tratarlos.

Apoye mi frente en el timón. 

Hasta el último latido  [trilogía latidos #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora