18. Perdón

138 24 8
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Si tuvieramos el poder para saber que algo nos herira ¿Qué hariamos? ¿Nos alejamos o decidimos quedarnos?

Creo que si tuviéramos ese poder todo fuera mejor. La vida fuera más fácil.

Nos evitaríamos tanto dolor, tantas lágrimas y tanto sufrimiento. Las personas estarían mejor mentalmente. Habría menos depresión y ansiedad.

Pero la pregunta que más me inquieta es ¿qué haríamos?

Hay dos opciones. La primera es que nos iríamos, preferiríamos nuestra felicidad eterna a la momentánea, nos alejaríamos de todo lo que nos lastima. Y luego está la otra opción, nos quedamos. Elegimos ser felices en ese momento y llorar en el futuro. Elegimos sufrir.

Pero¿Qué haría yo? Mejor dicho ¿qué haré yo?

Voy a paso apresurado al escritorio de Babi, agradezco de que ya no esté en la recepción a esta hora, debe estar en su escritorio frente a las habitaciones, llevo dos cafés en mis manos, necesitaré ir a un doctor a este paso, estoy tomando demasiada azúcar últimamente. Necesito salir de dudas sobre lo que está pasando. Saber que es lo que verdaderamente está pasando con Helen.

No puedo quedarme así, tengo la oportunidad de elegir y voy a aprovecharla.

La voz de Babi empezó a escucharse cada vez más cerca, otra voz dulce la acompaña. Estoy seguro que es Amara. Giré para llegar a su escritorio, confirme mi sospecha, Amara está a su lado riendo y comiendo unas palomitas de maíz.

No puedo ni dar el paso, no sé porque tengo tanto miedo de ir y hablar con Babi. Si no lo hago ahora no lo haré nunca. Deje salir el aire que, no me había dado cuenta, he estado sosteniendo desde que llegué.

«Tú puedes, Math.»

—Tengo ganas de un café -dijo Babi.

—No me antojes, por favor —respondió Amara inclinándose un poco hacia el frente.

Di un paso pequeño pero suficiente para que ellas me vieran.

—Que bueno que yo traigo uno para cada una.

Sus caras fueron un dilema Amara de puso recta, Babi se sentó de mejor manera y ambas se quedaron serias. Fue como si hubieran visto un fantasma. Nos quedamos callados.

—Soy feo pero no tanto como para que se asusten de esa manera - dije tratando de romper el hielo.

—Ma...Math —habló Babi—. ¿Pasó algo?

Hasta el último latido  [trilogía latidos #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora