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Hay momento en la vida que son inevitables, como nuestra reacción a diferentes situaciones

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Hay momento en la vida que son inevitables, como nuestra reacción a diferentes situaciones. Como por ejemplo, nuestra reacción ante la muerte de un ser querido, ante una sorpresa que nos encanta o alguna otra cosa. Sin embargo, mi reacción al entrar al hospital fue totalmente distinta a la que imaginaba. Siempre imaginé que sería una reacción espantosa, no podría ni dar el paso para seguir o tendría los comunes ataques de pánico que había logrado controlar hace un tiempo.

Pero no fue así, o bueno, no había sido así. Hasta ese momento.

Baje del elevador con una botella de agua y unas galletas nutritivas que le compre a Lau, ha estado muy ocupada ayudando, además las enfermeras le han pedido más ayuda en algunas otras cosas en las cuales ella gustosa accedió.

Caminé hacia el escritorio donde está sentada, casi tirada.

—Hola Lau.

Abrió sus ojos y una sonrisa apareció en sus labios.

—Math, mi amigo preferido.

Reí.

—¿Muy cansada?

Asintió.

—Siento como si me hubieran pasado diez mil elefantes encima.

Volví a reír, puse las cosas que le compré encima, se acomodó y movió la silla con rueditas hacia delante para tomarlas.

—He estado ayudando a algunas enfermeras con un caso, es una señora. Pero me canso demasiado.

—Ánimo, todo esto valdrá la pena, espera y verás.

Me sonrió.

—No sé qué hice para merecerte como mi mejor amigo ero te amo.

—Yo a ti.

—¿Te vas ya? —preguntó dándole una mordida a su barra.

—Sí, debo hacer una cosas.

—Yo saldré en una media hora, si ves a papá en tu casa dile que le llevaré comida.

—Está bien, Lau. Cuídate y descansa.

Tiró un beso, fingí atraparlo y guardarlo en mi bolsillo. Caminé hacia el elevador para poder irme.

Necesito descansar, dormir un poco, comer algo y probablemente leer el libro que tengo pendiente. Quiero saber que pasa con los protagonistas, está interesante la verdad.

Escuché como Lau dejaba caer algo y se ponía de pie. Algunos doctores pasaron por mi lado corriendo. Giré para ver si todo estaba bien.

En ese momento supe que algo malo estaba pasando. Las miradas  de las enfermeras y doctores mostraban preocupación y dolor. Lau corrió hasta a mí. Sus manos temblaban cuando las puso en mis hombros.

Hasta el último latido  [trilogía latidos #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora