Dicen que el primer amor nunca se olvida, el primer amor es un sentimiento incomparable. pero hasta el más enamorado se cansa. Sin embargo, se abre una nueva etapa, y se forma una amistad con una aparición que cumple deseos, junto con la llegada de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
T/n Hayashi.
Era la hora del club. Kenzo, Nanami y yo estábamos en el huerto.
Yo estaba quitando la basura que el aire se había traído. Kenzo y Nanami estaba cosechando las verduras.
En realidad Kenzo y yo no sabemos mucho de esto, solo acepte estar en el club por Mika y para ayudar a Nanami. No sé porque Kenzo decidió entrar. Tal vez le pareció divertido, le dio curiosidad o tan solo quiso ayudarnos.
- ¡Oh! ¡Es muy grande! - grita Nanami. En sus manos sostiene un tomate.
- oh... Es cierto - confirma Kenzo.
- los vegetales nos quieren - dice - por eso crecen muy muy grandes - dice con mucha ilusión. Suelto una pequeña risa a su actitud.
A mi mente regresa la imagen de Hanako confesando sus sentimientos. Eso fue hace dos días.
No hay mucho que pensar, quiero a Hanako pero él está muerto, es una aparición... Lo nuestro no puede ser.
Hay un gran muro entre los dos, un muro que no se puede escalar para regresar, un muro que nunca desaparecerá. Es el de la vida y la muerte.
« Simplemente es imposible »
Tengo miedo de perderlo, no quiero que se vaya de mi lado, lo quiero conmigo. Tengo miedo que cuando lo rechace no lo vuelva a ver, que la amistad que construimos en estos meses desaparezca. La única forma que Hanako siga conmigo es aceptando su juego.
« No sé qué hacer »
- bien, esto es todo por hoy - dice Nanami. Kenzo y yo asentimos. Y, camina hacia el edificio principal desapareciendo de nuestra vista.
- yo también me voy, tengo clases - me levanto del suelo y sacudo mi ropa.
Tengo que ir primero a los vestidores para ponerme de nuevo la ropa limpia del uniforme.
- Hayashi-san.
- ¿Si?
- ¿Estás bien? - pregunta Kenzo. Se está rascando la parte de atrás del cuello.
- ¿Eh?
- digo, has estado muy distraída en lo que lleva del día. Y eres más torpe de lo habitual.
- oi... - respondo indignada.
- puedes confiar en mí, ¿Sabes? Hayashi-san - tomas mis manos, nuestros ojos se encuentran.
