Детонирующий || Kookmin

Детонирующий

Obsesión.

La obsesión podría fácilmente interpretarse como la primera dosis, la primera calada, la primera línea... después de todas ellas quieres más, mucho más. Hasta que llegas a un punto en donde te cuestionas cómo es que has estado viviendo, cómo llegaste tan lejos y cómo no puedes existir sin ello.

Su encuentro fue por error, algo que jamás debió pasar... tal vez fue el karma escribiendo en una nueva plana sus destinos, resaltando sus nombres con tinta roja y letra grande como un castigo. Sus caminos nunca debieron cruzarse, pero ahora es demasiado tarde para suplicar clemencia.

Cuando un sádico encuentra a un masoquista natural se convierte en un escenario mortal y tóxico, todos los sentidos se activan en forma de supervivencia, los vellos se erizan y todo el mundo aguarda en silencio... expectantes ante el detonante nuclear que se activó al momento en que sus miradas se conectaron, detonante el cuál no posee con un contador que avisa su explosión.

Que el mundo se detenga.

Que todos admiren su cuerpo desnudo.

Que se deleiten con sus gemidos.

Que se hipnoticen por su mirada cargada de deseo.

Y que muerdan sus labios cuando él lo haga.

Que la sangre que brota, la vean como pintura espesa que cubre la exquisita tragedia que viene siendo su cuerpo.

Que todo el mundo vea a Park Jimin, siendo convertido en un hilarante desastre por Jeon Jungkook.

Si existe un Dios... si en verdad existe un todopoderoso; que nos salve y libre de todo pecado y de lo que el Diablo se encargó de crear.

"Desde ahora me perteneces, soy tu Dios, soy tu vida, soy tu muerte. A partir de ahora seré tu dueño, seré lo que más odias, seré lo que más amas, seré tu verdugo y seré tu maldita condena." — Детонирующий.

Lujuria.

Una palabra tan simple como Amor, pero con mucho más peso. Ésta es fácil verla, fácil sentirla, fácil entenderla. Es un sentimiento que nace por decisión propia, totalmente consciente tal y como lo hizo en Eva, que ella probó ese dichoso fruto prohibido a pesar de que sabía que no debía hacerlo.

Al condenarnos, ella nos regaló el pecado.

Al condenarnos, ella nos regaló libertad.