XXI: BEYOND REPROACH.

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—¿Me amas?

La pregunta que lanzó Jimin hacia el hombre lo dejó perplejo un par de segundos.

—¿De dónde sacas eso?

—Me lo dijiste anoche.

Cierto. Ambos habían tomado bastante anoche, después de irse de Eodum hacia el departamento de Gangnam abrieron las caras botellas de licor y las bebieron como si no las fueran, no copas de cristal ni hielos para bajar un poco la intensidad del elevado porcentaje de alcohol. Pero solo uno de ellos tenía un dolor de cabeza horrible... y no era Jimin.

—Estaba ebrio.

Jimin sonrió y asintió con la cabeza.

—Dices muchas cosas cuando estás ebrio, Ji-hu... hablas de odio, poder o incluso dinero pero jamás haz dicho tal atrocidad de amarme—El menor habló haciendo una cara de asco al final, la cual hizo reír al hombre—. ¿Me amas?

—No. ¿Tú me amas, Jimin?

El menor negó con la misma sonrisa que arrugaba su nariz.

—Dios me libre de amar a alguien.

—¿Qué sientes por mi entonces?— la voz de Ji-hu sonó ronca y baja, cambiando la atmosfera de aquella madrugada y Jimin lo disfrutó—. Deléitame con tus mentiras, por favor. Lo imploro.

—Lujuria, Iíbido y todos sus sinónimos—dijo el menor jugueteando con la camisa abierta del hombre. Ambos se encontraban en el colchón del suelo. La luz de la madrugada que entraba por los grandes ventanales sin cortinas los despertaron—. Cuando te veo siento que puedo olvidarme de todo... cuando te veo me siento deseado de cada forma que quiero.

—¿Así que tú me estas usando?

.

El menor rodó los ojos antes de apoyarse en uno de sus codos para encarar al hombre, quien lo miró con interés y ojos brillantes. Park Jimin quería ser descarado y decirle la verdad. Confesarle con sorna, al hombre que tenía frente suyo, que en efecto sí estaba usándolo, que había muchos más pero con la diferencia que no lograban igualarlo.

El segundo lugar siempre sería para él.

Deseaba con todos sus fuerzas tener el valor para escupir aquellas palabras, pero simplemente eso tendría un mal resultado para él. Si decia eso; perdería a la segunda persona que dijo que lo amaba. Así que negó con la cabeza, cambiando la expresión de su rostro segundos antes de inclinarse para besar a su amante.

—¿Cómo podria?... Yo nací para ti.

Jimin recordaba ese día tan bien, las yemas de sus dedos acariciaron las palabras escritas en el papel sobre ese día y el siguiente y el siguiente... se quedaron en ese departamento una semana entera. Se encontró sonriéndole a su diario, incluso sus ojos se habían puesto un poco húmedos. Sintió que su mejilla picó, levantó la mano del diario para calmar la sensación y se sorprendió cuando sintió calor, con lentitud -no preparado para aceptar la reciente presión en su pecho-, observó con ojos tristes y curiosos la humedad que brillaba en la piel de sus dedos. Con su pulgar acarició la zona hasta que no quedó rastro alguno de su lágrima.

¿Esto era la nostalgia?

Jimin dejó escapar un suspiro tembloroso mientras sus dedos se deslizaban sobre el papel nuevamente, acariciando esas palabras una y otra vez, como si al tocarlas pudiera regresar a ese momento, a esa semana que parecía pertenecer a otra vida, una que en algún momento le perteneció y no supo apreciarla, una vida muy ajena a él. Los días en ese departamento habían sido un sueño, un espejismo en medio del caos. Recién se daba cuenta. Un lugar donde, por un breve instante, había sentido que existía solo para alguien, que su existencia tenía un propósito a pesar de estar roto.

Детонирующий || KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora