XIII: THE DELIVERANCE FROM SIN.

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LA LIBERACIÓN DEL PECADO
PRIMERA PARTE

—¿Tuviste un día difícil?

—Como no tienes idea, cariño— el hombre frente a él soltó un sonoro suspiro—. Problemas en el trabajo.

—No me digas eso— Jimin hizo un puchero pronunciado. Su labio inferior viéndose más grande y apetitoso gracias al bálsamo transparente que se había puesto minutos antes—. ¿Por eso viniste a verme?

El hombre soltó una risa nasal mientras asentía con la cabeza.

—Sabes que tú eres el único que puede hacerme olvidar mis problemas, Jimin...

—Entonces, pídelo adecuadamente— con coqueteo colocó una de sus manos encima de la mano ajena y empezó a acariciar con su pulgar en pequeños círculos—. Pídemelo, Ji-hu.

—Necesito poseerte, Jimin, necesito follarte tan duro hasta olvidar quien soy.

Park Jimin sonrió contento y meneó la cabeza cuando Ji-hu trató de acercarse para juntar sus bocas.

—Primero debes pagarme— murmuró antes de morderse el labio—. Y lo sabes muy bien.

—Solo dime la cifra que quieres hoy.

—Mhm... ¿Estás de buen humor?... solo dices eso cuando es así.

—¿Cómo no puedo ponerme de buen humor si estás sonriéndome así?

Sin poder evitarlo, las comisuras del más joven se elevaron en una sonrisa coqueta totalmente satisfecho por la respuesta obtenida, ¿Quién podría culparlo de todas maneras? Park Jimin era muy consciente de su atractivo, trataba de mantenerse en forma y verse bonito cuando alguien le llamaba la atención. Tenía diecisiete años, pronto a cumplir a los dieciocho y no podía estar más satisfecho en estar en un lugar donde era el mejor protagonista a pesar de que cuando se quedaba solo en su habitación, cuando las cortinas de su teatro caían mostrándole la oscuridad y privándole la vista de todos los hombres que lo aclamaban por más... exceptuando uno, por el que verdaderamente importaba en todos su actos presentados y que solo lo mantenía vivo en las caricias hechas por otros, tratando de recordar y comparar los roces que recibió por primera vez cuando cumplió los trece. 

Sin embargo, ninguno se comparaba.

Las caricias de la persona de la cual estaba enamorado fueron pintadas con rudeza en su alma, un par de pinceladas más aumentando la oscuridad de su psique.

—¿Te gusta así, pequeña perra?— preguntó el hombre que lo embestía fuerte contra el colchón, ¿que rato había subido al ático?... los sentidos de Jimin estaban nublados, sentía un pequeño ardor en alguna parte de su cuerpo, por inercia, dirigió sus brazos hacia atrás para empujar al cuerpo que lo tenía aprisionado, estaba tan mareado—. ¿Quieres parar ahora, hm?... Hace unos minutos estabas tan desesperado, mi amor.

Oh, señor, por favor ten piedad de ésta alma en pena.

De esta alma confundida.

De esta alma corrompida por el pecado temprano.

—Hazlo más fuerte...

Oh, señor oscuro, nuestro hermoso ángel caído y desterrado por su mismo creador, escucha a unos de tus querubines y otorga piedad a esta alma agrietada si crees que es merecedor de ella.

—Te lo suplico...

Manda a alguien a que la salve o la torture para que pueda volver a sentirse viva.

Детонирующий || KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora