-⚠️- ¿? Mención de tema delicado.
-⚠️⚠️- Escena sádica.En el mundo hay una poderosa ley que no todos quieren aceptarla; que solo existen dos tipos de personas, unas están hechas para dar órdenes y otras están hechas para cumplir dichas órdenes.
No hay un intermedio.
Jeon Ji-hu se lo había dejado muy claro un par de veces.
Entonces, ¿Qué es lo Jeon Jungkook debería hacer?
Tenía a Park Jimin de rodillas frente suyo, con una bolsa de tela negra cubriendo su cabeza y las extremidades superiores atadas. Escuchaba su respiración acelerada en cortos jadeos, parecía que estuviera sollozando.
Sus manos picaban, quería lanzar lejos esa molesta tela y ver el rostro de Park Jimin empapado en lágrimas, que aquel rostro bonito estuviera salpicado de miedo, que aquellos ojos pequeños se les viera un gran pánico.
Uno real.
Minutos después de que Kim Namjoon se había largado soltando su mano con una molestia palpable, dos de sus hombres habían aparecido con Jimin mientras lo sostenían de los brazos, y otro hombre fue el que abrió las bolsas que llevaba el menor y echó el contenido al suelo, billetes y más billetes cayeron.
—La rata británica aún está en el sótano, Yoon. Hazle las preguntas que quieras y después lárgate.
Le había dicho Min Yoongi, jefe el cual lo había tomado de los hombros para que lo viese.
—¿Qué es lo que harás en esas condiciones? Necesitas descansar, Jungkook.
—¡¿DÓNDE?! ¡¿EN ÉSTA PORQUERIA DE CASA?!
—Sabes perfectamente que puedes acompañarme a Daegu.
Jungkook rió con sorna.
—¿Ir a donde están casi todos los jefes de esta Corea para que me vean con lástima y desaprobación? No, gracias.
—¿Entoces qué pretendes? ¿Torturar aquí afuera a ese chico? ¡Estás ebrio como crío, estás lleno de sangre y hueles fatal, Jeon!
—Ve con la rata, hazle tus putas preguntas y después lárgate.
Yoongi supo que con Jungkook así no podría discutar nada, levantando ambas manos en rendición se alejó del chico y con una última mirada con lastima dirigida a Park se subió a su auto y se fue por donde había venido, más no planeaba salir de Busan, esperaría a que Jungkook estuviese en mejores condiciones para siquiera hablar.
Después de ver desaparecer a los autos de Min, se sentó en el suelo. Subió ambas manos a su rostro para tarperse y al ocultar sus fanales detrás de los párpados, soltó un suspiro de alivio, el ardor de sus ojos cesó por unos instantes.
Yoongi tenía razón, necesitaba descansar.
—Hwasa— habló lo suficientemente fuerte y esperó paciente a que la mujer apareciera frente suyo, deslizó las palmas ásperas por su rostro y observó a la mujer una vez que la tuvo delante—. ¿Aún guardas las llaves de Nadya?
—Sí, señor. Las tengo en la caja fuerte de mi oficina, no vi que las tocaran.
—Ve a buscarlas e informa que iremos a ese lugar.
La casa de Nadya se encontraba al rededor de quince hectáreas atrás de su ubicación. Y Jungkook no había pisado aquel lugar desde que cumplió ocho años. No quería ir, pero no tenía más opciones.
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Детонирующий || Kookmin
أدب الهواةCuando un sádico encuentra a un masoquista natural se convierte en un escenario mortal y tóxico, todos los sentidos se activan en forma de supervivencia, los vellos se erizan y todo el mundo aguarda en silencio expectantes ante al detonante nuclear...