XI: DON'T TRUST HIM.

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Las gotas transparentes que caían cada cierto tiempo para desaparecer por un delgado tubo reflejaban a las personas y objetos que se encontraban en esa habitación. El doctor Kan reguló un poco más la velocidad en que caían las gotas para después guardar sus instrumentos tan rápido como sus temblorosas manos se lo permitían. El cuerpo inconsciente a su lado no era lo que provocaba su nerviosismo, ni siquiera las sábanas manchadas de un profundo rojo vino, ni el desastre que había en suelo brilloso del lugar, sino el causante de semejante atrocidad: el capo de Busan, Jeon Jungkook. Al cual pudo ver de reojo por unos segundos, logrando distinguir que seguía jugando con aquella manzana roja, dándole vueltas en su diestra mirando atento a todo lo que hacía.

—Necesito volver en cuanto el suero se acabe, señor Jeon, lo que aproximo unas dos horas y media— el médico pronunció mirando a cualquier lado menos a la persona a la cual eran dirigidas las palabras—. Puedo esperar abajo si me gusta o puedo irme y volver después, señor.

—No se preocupe, doctor Kan… mi secretaria se encargará de eso, solo déjele el suero para que lo cambie— Jeon Jungkook se levantó de su asiento y finalmente le dio un mordisco a la fruta, el crujido hizo eco en la habitación, cuando el jefe estuvo frente al doctor, inclinó un poco el cuerpo para lograr ver el rostro viejo del otro—. Agradezco que haya venido en tan poco tiempo.

El médico se encogió en su lugar, tragando saliva antes de responder.

—No se preocupe, señor Jeon, sabe que trabajo para usted con lealtad, no hay que dar las gracias.

Patético.

—Aún así— insistió—. Ser director del hospital más reconocido en Seúl debe hacer que tenga mucho trabajo y poco tiempo.

—Siempre habrá un lugar en mi apretada agenda para usted.

—Es muy amable de su parte— el tono sarcástico que siempre manejaba Jungkook no podía faltar—. ¿Cómo está el paciente?

El doctor Kan miró por inercia al chico de la cama, que ahora se encontraba con sus muñecas y tobillos vendados al igual que todo el torso para mantener firmes las gruesas gasas de la espalda.

—P-Perdió mucha sangre, el suero que le puse es para el suplemento de hierro que su cuerpo necesita, también su presión arterial está muy baja y necesita reposo absoluto por lo menos un par de días— empezó diciendo con cierto temor— Necesitaría también una transfusión de sangre…

—Yo me encargaré de eso, ¿algo más?

—Estimo que despierte el día de mañana, si no lo hace por favor llámeme.

Jeon asintió con la cabeza pensativa, dirigiendo su mirada también hacia Park Jimin. El chico bonito tenía una mueca en su rostro, así como si estuviera teniendo una pesadilla pero su cuerpo estaba tan cansado para hacerlo despertar.

El jefe también hizo una mueca de dolor cuando se agachó para tomar el maletín del médico. Su pelvis dolía al más mínimo movimiento, pero obviamente no lo iba a mencionar.

—Gracias por su servicios— el médico tomó el maletín que se le era extendido e hizo una reverencia para después girarse y extenderle un bote de suero a Hwasa— Señor Kan.

El doctor giró su vista hacia Jungkook y respiró hondo cuando sus ojos chocaron con los inexpresivos del más joven.

—Sé que está más que claro el hecho de que no dirá una palabra de esto a nadie, ¿verdad? — cuando el anciano asintió repetidas veces, Jungkook procedió— Espero que sea así, porque sino… no me importaría hacerle lo mismo a su hija, el día de ayer fue su cumpleaños, ¿no? Quince años… toda una mujer ya, usted ya debe saber a lo que me refiero—dándole otra mordida a su manzana ladeó la cabeza esperando la respuesta del viejo que nunca llegó—. Las caderas se ensanchan, los pechos crecen, incluso ya menstrúan, ¿no es así?... ¿Cuándo fue el primer periodo menstrual de su hija?

Детонирующий || KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora