Prólogo.
4 años atrás.
"-Tardamos cinco minutos, ya sabes como son las mujeres."
De ese mensaje, ya han pasado quince. Sonrío al mirar al fondo de la calle y que el coche rojo de mi amigo siga sin aparecer.
Froto mis manos en un gesto nervioso y a la vez reconfortante para entrar en calor. El frío de diciembre comienza a calar por mis huesos, metiéndose por dentro de mi piel. Haciéndome desear no salir de debajo de la manta en la que me escondo sobre el sofá para ver miles de películas navideñas.
Un bol de palomitas y chocolate caliente son los únicos compañeros que necesito para pasar las tardes heladas sin sufrir de hipotermia.Llevo mis dedos enfundados en unos guantes oscuros hasta mi pelo para peinarme una vez más, para acomodarlo hacia un lado.
Inclino la cabeza lo suficiente como para meter la barbilla y la boca dentro de la gran bufanda que intenta proteger mi cuello del frío.
Y suspiro.Vuelvo a mirar el reloj.
Gabriel y Eva siguen sin aparecer.Meto las manos en los bolsillos del abrigo también negro que me he puesto hoy y doy varias vueltas casi en el mismo sitio para dejar de sentir como pequeños cristales de hielo se forman en mis piernas.
Gabriel es mi mejor amigo, prácticamente paso más tiempo con él que con mi familia, él es la familia que elegí.
Nos conocemos desde que éramos pequeños, siempre juntos, como si fuésemos siameses.
Cuando acabamos el instituto decidimos buscarnos un apartamento para compartirlo, para a pesar de estudiar cosas totalmente diferentes no perder la relación que desde siempre habíamos tenido.
Él tan de ciencias, y yo tan de nada.
Lo intenté por las leyes, pero realmente me gusta más romperlas que defenderlas.Gabriel tuvo mucha más suerte que yo, también es que él hizo mucho más por esforzarse que yo.
Arquitecto.
Construye todo lo que por su cabeza pasa.
Cualquier cosa.Y Eva, su novia, sus padres le encargaron a mi amigo la obra del edificio que poseen y él se llevó los elogios, el dinero y a su hija.
Ella estudia para ser profesora.
Por alguna extraña razón le encantan los niños y quiere estar rodeada de ellos durante horas mientras corren por la clase y gritan sin ningún control.-Por fin.
Mascullo contra la lana de la bufanda al distinguir el coche de gama alta rojo de mi amigo.
Tiene una obsesión por los coches, pero es incapaz de reconocerlo y es mejor no entrar en esos temas.
Sonrío cuando aparcan frente a mí.
El aparcacoches se apresura a abrirle la puerta a la castaña de ojos azules que baja antes de la ayuda del chico.
Siempre me ha gustado eso de ella, que por mucho dinero que tengan sus padres o su novio, ella no es la típica chica que espera a que le abran la puerta. Lo hace ella. Tampoco a que le arrimen la silla. Lo hace ella.Sonrío cuando sus ojos se encuentran con los míos y me dedica una sonrisa antes de abrir sus brazos y colgarse de mi cuello.
Aprieto su cuerpo contra el mío con fuerza, sintiendo su olor, su energía, la alegría que la envuelve siempre.-¡Felicidades!
-Es mañana. -Una carcajada sale de mis labios después de inclinarme para dejarle un breve beso en su mejilla. Sus dedos se hunden unos segundos en los hoyuelos de mis mejillas a sonreír de verdad.-
-Quería ser la primera. -Me guiña un ojo antes de apartarse para que los brazos de mi amigo también me envuelvan. Estos por un tiempo más breve.-
-Lo siento, Eva ha tardado la vida en decidir que ponerse.
-Serás mentiroso... ¡Eres tú quien se ha cambiado de camisa diez veces!
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Frenesí
FanfictionFrenesí. La vida a veces puede resumirse en un combate de boxeo, separarse en ronunds que ganas y pierdes, hasta que llegas al final, sin sufrir un ko. Y esperas a ver si has ganado por puntos. Hay unos más fáciles, otros más difíciles, pero de tod...