Capítulo 32.

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Capítulo 32.

Febrero, 2028.

Sonrío como un gilipollas sentado en el sofá de mi casa al recordar todos los momentos que he vivido estos días con Eva.
Sé que tengo que apartarla, que quizá puede ser lo mejor para los dos pero en estos días los mensajes han disminuido tanto que parecen haber desaparecido, no he notado nada que nos amenace y sí, puede que me haya relajado, que piense en que a quién sea que esté detrás de esto se le ha pasado la obsesión con nosotros.

Le he puesto un mensaje porque la echo de menos, porque solo han pasado un par de horas desde que la dejé en la puerta de su edificio, y mis mano me duelen al no tenerla cerca.
Miro de nuevo el teléfono, que sigue apagado sin recibir respuesta, vuelvo a encenderlo y miro su conversación.

"-Te echo de menos, dime que Diana se ha ido y puedo pasar a darte un beso rápido."

Pero su respuesta de nuevo no llega, quiero pensar que es porque está con Diana y no quiere coger el teléfono para que no descubra que estamos juntos.
Porque sí, lo estamos.
Porque quiero hacerlo más real, quiero gritarlo a los cuatro vientos.
Hacernos fuertes juntos, como ella me pidió.

Mira la pantalla de mi teléfono, por donde se reproducen anuncios y anuncios que no consiguen captar mi atención.
Termino por levantarme del sofá, ponerme unos pantalones grises para hacer deporte, una camiseta de tirantes y una sudadera.
Miro atrás antes de apagar las luces y salir del apartamento.
Necesito estirar las piernas, correr, hacerlo sin rumbo.
Pongo los auriculares en mi oreja, una lista de reproducción que me dé energías y comienzo a correr calle abajo, sin importarme donde acabe, sin mirar en que dirección me lleva mi cuerpo.

Acabo por llegar a la entrada del gimnasio de Fede cuando el sol amenaza por esconderse y sigo sin respuesta de Eva.
Empujo la puerta y el sonido que hace al abrirse ocasiona que varios pares de ojos se queden fijos en mí.
Busco el pelo canoso del dueño pero no lo veo.

-¿A quién buscas? -De nuevo es la chica alta y morena que me echó su botella de agua por encima cuando no pude evitar que los recuerdos de Eva en el ring viniesen a mi cabeza. Sonrío al pensar ella, siempre lo hago y ya no quiero evitarlo.-
-Fede.
-No está. -Juega con el largo de su coleta, llevando un mechón hacia delante, mirándome como si mi presencia allí la pudiese contenta.- Pero está su hija.
-¿Rúa?

Se gira y con su cuerpo me deja verla, no dudo en rodear a esta chica de la que ni me interesa saber su nombre si alguna vez lo he sabido.
La dejo atrás y avanzo decidido a hablar con Rúa, a que me dé una explicación de por qué no me coge el teléfono, por qué se fue de mi casa de esa forma.
Por qué ella sabe sobre los mensajes.
Quiero llegar hasta ella, que abre sus ojos verdes al verme pero un mensaje nuevo en mi teléfono me detiene.
Con la esperanza de que fuese Eva lo abro sin mirar el remitente.

"-Disfruta porque solo es el principio."

Frunzo el ceño y reproduzco el video que viene adjunto.

Aparece Eva y mi cuerpo se tensa, es ella entrando al portal de su casa.
Un segundo después, escucho un golpe y veo como alguien la acorrala contra la pared, el ángulo es fijo por lo que han debido poner la cámara en algún lugar escondida.

Llevo la pantalla del teléfono más cerca de mis ojos para ver y escuchar cada detalle de ese video.

Eva se resiste y el chico se aprieta contra ella, le da la vuelta y le pega una bofetada en la cara.
El cuerpo de mi chica deja de resistirse y ese mal nacido la besa, la toca y ella solo deja caer las lágrimas por sus ojos.
Noto como los míos también me escuecen.
Están abusando de la persona más importante de mi vida y me están mandando el video.

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