Capítulo 26.

577 53 30
                                    

Capítulo 26.

Febrero, 2028.

Camino por la calle intentando pasar desapercibido, tratando de no dejar de ver la silueta de Rúa entre la gente.
Desde que Eva me contó ayer que estuvo en su casa y la reacción que tuvo al ver a Marco, no le he quitado los ojos de encima. Cada paso que daba, paso que he dado yo.
Hay algo raro en su comportamiento los últimos días, como si ella supiera algo de los mensajes que me mandan que no ha querido decirme, o quizá no se ha atrevido a hacerlo.

No quiero pensar que ha vuelto a las drogas, que es eso lo que le pasa y que le han afectado teniendo rollos mentales.
He mirado tan de cerca como he podido sus pupilas cada vez que ha llegado a casa y no las he visto dilatadas.
Tampoco se ha intentado meter en mi cama, como hacía cada vez que las drogas recorrían su cuerpo.

Suspiro al pasar entre la gente, al intentar abrirme hueco con la maldita escayola que ya comienza a pesarme.
Se para y yo hago lo mismo a unos metros de ella, veo como se abraza a un chico más alto que ella, más delgado pero bien vestido.

Tapo mi cara por la vergüenza de tener que seguirla para saber que solo queda con alguien, agacho la cabeza y voy a darme la vuelta cuando alguien choca conmigo.
Sus ojos oscuros me hacen recordar a los de alguien que ya no está.
Doy dos pasos hacia atrás para poner un poco de distancia entre los dos y aprieto mis puños. No esperaba encontrarmelo, no esperaba tenerlo delante y menos con un brazo escayolado que me impide golpearlo tanto como quiero hacerlo.

-Vaya, cuánto tiempo Hugo. ¿Cómo estás?
-Apártate.
-¿O qué? -Suelta una carcajada a la vez que su mano empuja mi pecho y me hace retroceder unos centímetros.- ¿Vas a golpearme? ¿Con un brazo menos? -Vuelve a empujarme y termina por agarrarme de la camiseta y arrastrarme hasta una pared con la que choca mi espalda. Reprimo un gesto de dolor y alzo la cabeza para mirarlo a los ojos, me saca media cabeza y casi dos cuerpos, ahora mismo me tiene bastante intimidado ya que no puedo utilizar ambos puños para defenderme. Me mira de arriba hacia abajo. Con desprecio.-
-Vas a lamentar todo esto.
-No sé qué tienes para que Gabriel te prefiriese a ti, ni para que Eva se acueste contigo. -Me separo de la pared y choco con su pecho cuando de sus sucios labios aparece el nombre de ella. No tiene derecho a nombrarla, ni siquiera tendría que mirarla.-
-Déjala en paz.
-A ella le gusta estar cerca de mí. Y más que le va a gustar. -Pasa la lengua por su boca y estampo mi puño izquierdo en su mandíbula, sin importarme que no fuese un golpe tan certero como pretendía. Sus ojos se clavan en los míos y su mano agarra mi cuello, apretando y devolviendo mi espalda a la pared con fuerza.- Ojalá pudiese matarte, pero aún no es el momento, todavía no.

Suelta mi cuello y se aleja, dándome la espalda, desapareciendo a pasos agigantados entre la gente que parece ajena a lo que acaba de pasar entre los dos.
Siento que puedo volver a respirar y toso por hacerlo demasiado rápido y atropelladamente.
En mi cabeza solo está la imagen de Eva cerca de él.
Mi teléfono vibra, suspiro antes de abrir el mensaje que acaba de llegar y que ahora es un video.

Llevo días sin recibir nada y ahora aparece un video de la nada.

En el puedo ver a Eva entrando en su casa seguida por Marco, como él se quita la ropa delante de ella en el salón y como es ella quien se va a su habitación, dejándolo ahí, pero al poco el moreno la sigue solo vestido por unos calzoncillos.

Ahí termina el video, que quiere crear desconfianza en mí, que quiere darme a entender que ella se ha acostado con él.
Pero yo sé que no, yo sé lo que pasó ese día porque me lo contó antes de entrar al cine al día siguiente de pasar eso.
En su cabeza sentía que aunque no tenemos nada definido, tenía que contármelo, y ella lo acabó echándolo.
Yo la creí y la sigo creyendo ahora, porque pude verlo en sus ojos.

Frenesí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora