Capítulo 11.
Diciembre, 2027.
La claridad me molesta en los ojos cerrados y me estiro sobre la cama sin abrirlos. Siento como tengo la boca seca, como la cabeza me da vueltas y solo tengo ganas de esconderme bajo las sábanas para desaparecer.
Pero los recuerdos vuelven, lo hacen con fuerza, arrasándome y haciéndome sentir un cosquilleo incómodo en el estómago.
Mi piel se eriza al recordar sus manos nada delicadas recorriendo mi cuerpo, su respiración agitada chocando contra mi boca y sus embestidas salvajes dándome aquello que llevaba años deseando.Me sentí bien, muy bien, con él entre mis piernas, sintiéndolo tan cerca, tan dentro, que no quise que aquel momento acabase nunca.
Sus ojos desprendían fuego.
Fue algo hipnótico, algo increíble lo que pasó. Rápido, duro, excitante, caliente.
Pero algo que se va a quedar ahí.¿Qué posibilidades hay de que se repita un acercamiento así?
Realmente pocas, y no será porque no tenga ganas de tener sexo desenfrenado con él a cualquier maldita hora del día.
Simplemente tenía que pasar, para quitarnos las ganas que tanto tiempo nos guardamos, y ahora tenemos que dejarlo ahí, guardado en el cuarto de basuras.Me odia, no sé el motivo pero pude verlo en sus ojos, esa maldita lucha que tenía mientras me follaba contra la pared.
Se hundía en mí con fuerza, cerraba los ojos cuando lo acariciaba o movía mis caderas para acompañar su ritmo.¿Qué más da que me odie?
Al fin y al cabo, yo también siento algo de ese odio por él, por no estar cuando de verdad lo necesité.
Por no saber leer mis ojos en el momento adecuado.
Por dejar que me sintiese sola.
Porque tuve que ser yo, y solo quien me armase de valor para un día ser tan cobarde de huir.Y luego todo se fue a la mierda, todo se desvaneció como un castillo de naipes derrumbado por un soplo de aire.
Él desapareció, cuando todo podía ser él se fue.
"-Por favor.
-Voy a saber com quién me eres infiel. No tengas dudas de eso.El sonido del timbre distrae a Gabriel y lo hace salir de la habitación. Dejándome a mí sobre la cama echa un mar de lágrimas.
No le soy infiel.
No le he puesto los cuernos, joder.
Pero desde poco después de casarnos está obsesionado con ese tema, es una idea que no sale de su cabeza y yo no sé qué más hacer.Llevo mis manos a mi rostro para secar las lágrimas que han mojado mi cara, lo hago con cuidado porque mi cuerpo me duele al moverme.
Tengo que acabar con esto, de alguna forma. No puedo seguir así.Nunca pensé que ese chico de mirada traviesa y sonrisa encantadora que apareció por mi casa para hacer negocios con mis padres, se pudiera convertir en un loco capullo integral.
Alguien que juró quererme y siempre me lo demostró, ahora ha tirado esa promesa a la basura.¿Qué queda de aquel chico que me hizo sonreírle y decirle que sí quería ser su novia?
Nada.
No queda nada.Escucho como la puerta se abre, salgo sin hacer ruido de mi habitación, con la mano sujetándome con fuerza el costado.
Me agacho con mucha dificultad al principio de las escaleras, mordiendo mi labio inferior para ahogar en mi garganta un quejido de dolor.
Respiro hondo y escucho su voz.
Tenía que ser él quien llamase justo en ese momento.
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Frenesí
Fiksi PenggemarFrenesí. La vida a veces puede resumirse en un combate de boxeo, separarse en ronunds que ganas y pierdes, hasta que llegas al final, sin sufrir un ko. Y esperas a ver si has ganado por puntos. Hay unos más fáciles, otros más difíciles, pero de tod...