Capítulo 31.
Febrero, 2028.
Hace tres días que he vuelto de ese viaje tan exprés que casi parece que no me he ido. Yo decidí volver, es más importante para mí lo está creciendo entre Hugo y yo que cualquier otra cosa en el mundo.
Me siento mal por mentirle cuando estábamos en la bañera, por decirle que no he recibido nada cuando esa maldita nota que Diana encontró en mi sudadera. Esas letras que siguen en mi cabeza como si las hubiesen grabado a fuego, o a golpes, porque es ahí a donde me transportan.
Era la letra de Gabriel, podría reconocerla entre miles porque fue demasiado tiempo intentando convencerme de que era el chico perfecto para mí, muchas son las cartas que me escribía cuando éramos novios, todas las que guardaba amargamente en la casa que asaltaron y destrozaron hace unos meses.Suspiro mirando el correo que me llegó ayer, en un plazo de treinta días me ingresarán el dinero del seguro por los daños tanto en esa casa como el incendio que se ocasionó en las oficinas. No se pudo demostrar que yo estaba detrás de eso, así que libre del fraude al seguro, ahora me darán una cantidad de dinero que quizá esas propiedades no valgan.
Ese dinero irá directo a la cuenta que teníamos en común, esa cuenta bancaria que ahora solo está a mi nombre y de donde no he cogido ni un miserable céntimo, porque no quiero nada que provenga de él.
No quiero nada de lo que tenía, de lo que como esposa me dejó y me planteo demasiado en serio la opción de vender todo, al primero que pase, eso me tiene sin cuidado.
Solo quiero deshacerme de todo lo que me recuerde a Gabriel, todo lo que de alguna forma me sigue atando a ese fantasma del pasado que sigue haciéndome temblar de miedo en el presente.-¿Eva estás aquí? -Unas manos pasan por delante de mi cara y me obligan a pestañear varias veces seguidas, trato de poner jna sonrisa cuando veo a Héctor, el profesor de filosofía delante de mí.-
-¿Qué? Sí, sí, perdón.
-Tenías la misma mirada de perdida que los alumnos en mis clases. -Logra sacar una carcajada de mi garganta, veo como sus ojos se entrecierran y su mano hace el intento de querer alzarse para acariciar mi espalda.-
-Pobres chiquillos que tienen que aguantarte durante una hora o dos divagando entre preguntas y pensamientos que volverían loco a cualquiera.Mis ojos se desvían a la puerta de la sala de profesores, y no puedo evitar sonreír al ver a Hugo, ya sin escayola, con su pelo despeinado y la sudadera que estos días he llevado por su piso puesta.
Soy consciente que no sé disimular cuando él está cerca, que desde que hemos decidido dejarnos llevar aún se me nota más que no es alguien más en mi vida.
No soy yo sola quien lo mira, Héctor y el resto de profesores que terminan se recoger sus cosas para irse a sus casas también lo hacen.Dejo que se acerquen a preguntarle como está, que me hagan perder el contacto con esos preciosos ojos verdes que tanto me gusta mirar de cerca cuando estamos tumbados en la cama o en el sofá.
-Hola. -Sonrío más ampliamente cuando sus pies lo llevan hasta mí, su mirada fija en la mía, si maldita cara tentandome a besarla por todas partes y los mechones rebeldes de su pelo a que meta mis dedos entre ellos para tirar hacia atrás antes de besarlo.-
-¿Cómo estás?Es Héctor quien habla y se adelanta a preguntarle como está. Me habría gustado ir con él está mañana al hospital a que le quitasen la escayola, pero no tenía forma de justificar mi ausencia en el trabajo. Muerdo mi labio cuando mira directamente al profesor de filosofía que parece interesarse poco realmente por la contestación de mi novio.
Porque puedo llamarlo así ¿No?
Aunque solo sea en mi cabeza, aunque no me atreva a hacerlo en voz alta por si eso rompe la burbuja en la que estamos ahora mismo.
Pero hacemos cosas de novios, es decir, estamos todo el tiempo que tenemos libre juntos y el que no tenemos libre también, vivo más en su casa que en la mía, follamos, nos besamos, nos decimos te quiero. Joder, nos queremos y...
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Frenesí
FanfictionFrenesí. La vida a veces puede resumirse en un combate de boxeo, separarse en ronunds que ganas y pierdes, hasta que llegas al final, sin sufrir un ko. Y esperas a ver si has ganado por puntos. Hay unos más fáciles, otros más difíciles, pero de tod...