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Elara

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Elara

Me desperté con un dolor de cabeza horrible. Haberme pasado casi toda la noche llorando, tenía sus consecuencias. Por algún motivo me sentía defraudada, decepcionada. No sabía si tenía derecho a sentirme como lo estaba haciendo ni si actuar de la forma en la que estaba actuando era lo correcto. Rafe me había mentido. Y no solo eso sino que además se... se drogaba. ¿Era esa la clase de persona con la que quería estar? ¿Alguna de las veces que quedamos estaría drogado? El solo hecho de pensarlo me ponía verdaderamente enferma.

Cuando revisé mi teléfono, con los ojos hinchados, vi:

Llamada perdida de kie💜 (2)

Llamada perdida de sarah🌸 (4)

Mierda. Me fui de la fiesta sin hablar con Sarah antes. Tuvo que haberse quedado esperándome para acompañarme a casa... Apreté los labios. Me sentía fatal.

También tenía mensajes de tres chats distintos.

sarah🌸
elara, dónde estás?
te has ido con rafe?
elara, por favor contesta.
rafe me ha dicho que te has ido.
espero que estés bien
llámame mañana

kie💜
ari, sarah me ha dicho que
te ibas.
que te encontrabas mal.
descansa, vale?
💜💜

rafe <3
lo siento, elara
por favor perdóname
contesta mis mensajes

No respondí a ninguno de los tres. Para empezar, estaba molesta con Rafe, con Kiara no tenía ningún problema pero no quería mentirle y Sarah... había perdido la confianza en ella. Era la única que sabía que me había visto con Oliver, así que fue ella quien tuvo que decírselo a Rafe. Cuando le pedí que no lo hiciera.

Aún envuelta en mis sábanas, escuché que la puerta de mi habitación se abría. No me giré porque intuí que sería mi madre así que, con mi voz ronca de por la mañana, le dije:

—Ahora bajaré a desayunar. Cierra la puerta, por favor.

Pero me sorprendió que la voz que me contestó no fuera femenina.

—Elara, soy yo.

Me incorporé en la cama para ver a Oliver reposando en el marco de la puerta. Traía en sus manos una bandeja con el desayuno.

—Leí tus mensajes esta mañana y he venido corriendo— explicó—. Tu madre me ha abierto la puerta y me ha dicho que estabas durmiendo. Iba a irme pero... ha insistido en que me quede y pues... te he traído el desayuno.

Él estaba ahí de pie, con su sonrisa perfecta y su cara brillante, impoluta. Ni una imperfección. Pantalones vaqueros y camiseta granate. Hasta podía oler su perfume varonil desde la cama. Y yo... con mi pijama viejo, unas ojeras tremendas, el pelo deshecho y los ojos hinchados a más no poder. Me dio vergüenza que me viese así ya que tampoco teníamos tanta confianza.

Limerencia || Rafe CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora