Limerencia; estado mental obsesivo e involuntario, propio de la atracción romántica por parte de una persona hacia otra. Implica un anhelo de reciprocidad, pensamientos, sentimientos y comportamientos obsesivo compulsivos y dependencia emocional.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Elara
Eran sobre las cuatro de la mañana y estaba en la habitación poco iluminada de Oliver, ambos sobre su cama. Topper y Kelce habían ignorado mi petición de llamar a una ambulancia, y cuando estuve a punto de hacerlo yo por mi cuenta, Oliver me detuvo. Así que lo único que había conseguido hacer con él era llevarlo a su casa para tratar de curarle las heridas.
— ¿Seguro que no quieres que llame a la ambulancia? — le pregunté, pasándole el paño mojado por el puente partido de su nariz.
Se quejó un poco ante el tacto, pero empezaba a acostumbrarse.
— Me basta contigo — sonrió sutilmente.
— Ollie, te han dado una buena paliza. ¿Seguro que estás bien?
— Podría estar mejor, pero estoy bien, Ari. No te preocupes por mí, no va a volver a pasar.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Porque ya no estáis juntos. Rafe me odia por mi proximidad contigo, es una persona insegura y pensó que si me controlaba a mí, podría controlarnos a los dos.
Rafe y yo ya no estábamos juntos. Cierto. Todavía me costaba asimilar lo que había ocurrido unas pocas horas atrás. Realmente decidí terminar mi relación con él. Estaba tan cansada de sus mentiras, de sus constantes ataques de celos sin sentido y su toxicidad. De sus ansias por tratar de controlar mi vida en cada uno de los ámbitos existentes... Pero aún así... Aún así en mi cabeza me preguntaba una y otra vez: ¿He hecho lo correcto? Porque a pesar de todas esas cosas que hacen que estar con Rafe sea algo insufrible... Le quería. Amaba estar con él. Y tal vez me precipité en tomar mi decisión, porque superar ese amor por él y tratar de suprimir mis emociones iba a ser un trabajo tedioso. Pero era lo correcto. Lo mejor para ambos.
O tal vez no.
—¿Es cierto lo que dijo? Sobre tus antecedentes y eso... — me atreví a preguntar.
Rafe podría ser un mentiroso. Sí. Pero también era consciente de que muchas de las cosas que hacía era para protegerme, para no nublar mi paz mental. Aunque consiguiese siempre el efecto contrario.
—No voy a mentirte, Elara. Nunca. Es cierto lo que dijo. Tengo antecedentes y tuve que venir a Outer Banks pero no por las razones que crees.
—Explícate entonces.
—Era joven. Y un idiota. Conocí a esta chica en una fiesta y conectamos bastante. Una cosa llevó a la otra y terminamos manteniendo relaciones sexuales, consentidas. Fue la primera vez de ella y supongo que pensó que después de eso éramos pareja. Y cuando se dio cuenta de que no, de que yo seguía viéndome con otras personas, de que ella solo había sido una más... Se molestó tanto que decidió arruinarme la vida. Y presentó cargos contra mí.
—¿Tenía pruebas?
—Algunos mensajes que intercambiamos. Mensajes subidos de tono. Manipuló las conversaciones para que pareciese algo diferente, y como es obvio, le creyeron a ella. Hice varios meses de trabajo comunitario en un centro y sobre esas fechas empezó el acoso. Sus hermanos me buscaban por la calle, recibía amenazas de muerte diarias, a veces incluso hubo personas que se presentaron en mi casa y destrozaron cosas de mi porche. La situación era insostenible, caí en depresión y no quería salir de casa. Así que mi padre tuvo que hacer algo para salvarme y sacarme de ese pozo sin fondo. Por eso... cambié mi nombre y vinimos a Outer Banks.