Limerencia; estado mental obsesivo e involuntario, propio de la atracción romántica por parte de una persona hacia otra. Implica un anhelo de reciprocidad, pensamientos, sentimientos y comportamientos obsesivo compulsivos y dependencia emocional.
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Elara
JJ se paseaba por la estancia con un cigarrillo entre los dientes mientras John B y yo lo mirábamos sentados desde el sofá de la casa del moreno. Esperábamos a Kiara, Pope y Sarah para irnos a la fiesta del fin de verano. La última fiesta antes de empezar las clases.
—¿Esta o esta?— JJ levantó dos camisetas, una blanca sin mangas y otra normal azul marino con un diseño gráfico en la espalda.
—La blanca está sucia— John B arrugó la nariz.
—Bueno eso le da un toque— se defendió JJ.
—Por el bien de todos, ponte la azul— intervine con una pequeña risita.
JJ hizo un gesto de derrota mientras tiraba la camiseta blanca en algún lugar de la estancia y colocaba la azul marino por encima de su cabeza.
—¿No hay novedades del loco?— preguntó mientras andaba hacia el pequeño espejo que colgaba de la pared del salón.
—¿Qué loco?
—¿Hace falta dar el nombre?— rió peinando su pelo rubio con los dedos.
—Qué gracioso— puse los ojos en blanco—. Desde que le vi en el bar cuando salí con Kiara no nos hemos vuelto a cruzar.
—Se ha rapado el pelo— comentó—. Ahora da más miedo. La verdad es que con el corte de niño de cuatro años que llevaba antes era de todo menos intimidante.
—A mí me gustaba.
—Ew.
Le lancé un cojín y le dio en la cabeza, recibiendo una sonora queja de su parte. John B estalló a carcajadas ante la escena junto a mí.
—Ah, así que quieres pelea— JJ alzó las cejas, pasando la lengua por sus dientes—. Muy bien.
Dicho eso, cogió el cojín del suelo y me lo lanzó de vuelta, dándome en toda la cara. John B me miró con los ojos como platos pues no esperaba que JJ me devolviera el golpe con el cojín. JJ también quedó inmóvil unos segundos, sabía de sobra que su intención no había sido darme en el rostro. Tras un corto silencio, los tres nos empezamos a reír descontroladamente.
—No te rías tanto— dije levantándome—. Voy a por ti— agarré el cojín de nuevo con una sonrisa divertida.
—Oh, no. Estoy tan aterrado de una Kook— fingió temblar—. ¡Por favor, Elara Preston, ten piedad de un pobre Pogue!— dramatizó.
—Eres un idiota.
—Ven a por mí, vamos— hizo un gesto con la mano.
—Esto se pone interesante— suspiró John B acomodándose en el sofá.
Traté de atacar a JJ con el cojín de nuevo, pero en un rápido movimiento me agarró y me colgó de su hombro como si fuera un saco. Pataleé sin mucha fuerza y fingí molestarme por el gesto, aunque me pareció más que divertido. JJ se pavoneaba de un lado a otro del salón cargando conmigo y sujetándome por las piernas.