Capitulo 1

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La vida de Layla había cambiado mucho durante los dos últimos años, tal vez demasiado.
Había pasado de tener una familia maravillosa, a ser madre soltera de dos niños, después de ponerle fin a su matrimonio.

Desde que nació hace 37 años siempre había vivido en Barcelona,la verdad es que poco había salido de su ciudad, hasta que Londres se cruzo en su camino.
Después del cambio drástico que dio su vida, decidió volver a estudiar enfermería.
Solo le quedaban algunas asignaturas así que no tendría que ser difícil, también opto por mejorar su inglés para tener mas oportunidades laborales.
Y gracias al esfuerzo de sus padres pudo dedicarse exclusivamente a estudiar y a sus hijos.

Cuando quiso darse cuenta ya se había graduado y comenzó la búsqueda del tan ansiado trabajo, ya era hora de poder mantener ella misma a su familia. Aunque agradecía enormemente la ayuda de sus padres, no le gustaba depender de nadie.

Y todo empezó a cambiar aquella mañana calurosa de mayo.
Había quedado para desayunar en su cafetería favorita con Ana, una de sus compañeras de estudios, si bien por pocos años podría ser la madre de la mayoría , Ana junto con Lola y Martina, se habían convertido en su segunda familia, una con la que reír y celebrar en los buenos momentos y apoyarse los malos .

—¡Buenos días Layla!—dijo Ana levantándose de la silla y dándole un abrazo.
—¡Buenos días! ¿Qué es eso que te tiene tan contenta y no quisiste contarme ayer por teléfono?—pregunto Layla .
Mientras se sentaban la camarera se acerco a tomarles nota.
—Un earl grey con leche por favor—dijeron al unísono.
—Chicas sois las únicas que pedís ese té, tuve qué suplicarle al jefe tenerlo—les dijo la camarera sonriéndoles.
—Y sabes que te lo agradeceremos siempre Carla—le respondió Layla.

Y no le faltaba razón, mientras estudiaban inglés habían conocido a la madre de su profesora, una señora ya entrada en años que se pasaba el día bebiendo té, incluso se había traído sus propias bolsas de earl grey al no encontrarlo en la mayoría de sitios.
Y de esa manera ante la insistencia de aquella adorable mujer, las chicas también se habían aficionado a tomarlo.
Gracias a ella también se enamoraron de Londres. Cómo no hacerlo cuando se pasaban horas escuchando que tenían que visitar, donde ir a comer, a pasear, que obra de teatro ver , donde servían el mejor té de las cinco....

—¡Tierra llamando a Layla!— dijo divertida Ana —¿Se puede saber donde estas? Porque está claro que aquí no.
Y razón no le faltaba, por un momento se había imaginado viendo el Big Ben, paseando a orillas del  Támesis...
Pero ese viaje quedaba muy lejos por ahora.
—Perdóname, estaba tratando de averiguar qué es lo que vas a contarme — mintió Layla.
No le gustaba mentirle a su amiga, pero desde que se enteraron que en Londres hacían falta enfermeras y que además pagaban muy bien, no había día que no le insistieran en que mandara su solicitud como ya habían echo ellas meses atrás.
Pero eso no estaba en sus planes, había pasado dos años dejando que sus padres se hicieran cargo de ella y sus dos hijos, ahora no era el momento de irse .Necesitaba tomar del todo las riendas de su vida, y eso lo haría en Barcelona, muy a su pesar.

—Me marcho a Londres en dos días—dijo de repente —Me llamaron ayer mismo por la mañana, hay un puesto en una residencia y empiezo este Lunes, les ha fallado una enfermera y necesitan cubrir el puesto ya.
—Pe-pero ¡eso es muy pronto!¡No puedes organizarte en dos días!¿Donde vas a quedarte? ¿Que voy a hacer sin ti y las demás ?—dijo Layla apesadumbrada.
Lola se había ido de mochilera a la India con un chico que había conocido apenas tres semanas antes,  y Martina había comenzado a trabajar la semana anterior en la clínica de sus tíos en Tarragona.
Después de pasar dos años arropada por aquellas chicas, se veía sola de nuevo.
—Lo sé Layla,pero es una oportunidad que no puedo rechazar ¿ lo sabes verdad? Y por donde me quedo no te preocupes, me dan alojamiento mientras encuentro algo. Y en cuanto lo haga quiero que cojas un avión y vengas a verme ¿de acuerdo?.
¡Ya es hora que te diviertas un poco!—respondió Ana mientras veía como a la que había sido como su hermana mayor desde que la conoció se le llenaban los ojos de lágrimas .

El resto de la mañana pasó entre risas,lagrimas y muchos planes entre las dos amigas. Se habían prometido que Layla iría un par de días cuando Ana ya estuviera instalada y así poder cumplir su sueño de pasear por las calles Londinenses.

Lo que ella no sabia es que aquello estaba más cerca de lo que hubiera soñado, todo gracias a una llamada de teléfono días después de despedirse de Ana .

—¿Miss Layla?—dijo una voz femenina en un perfecto inglés al otro lado de la línea.

                                  Y así comenzó .......

Un cambio de rumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora