Capítulo 56

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Leo dejó a Layla en el baño y fue a preparar algo de cena.
Odiaba no poder hacer nada más para hacerla sentir segura. De camino a casa llamaron a la policía, pero solo mandarían a una patrulla a echar un vistazo en los alrededores del hospital.

-¿Layla estás bien?- preguntó golpeando la puerta del baño.
-Si, perdona me he relajado demasiado- respondió cerrando el agua.

Cuando Leo escuchó que se abría la puerta del baño fue a su encuentro.
-Creo que estoy arrugada como una pasa.
-Estás preciosa- le dijo Leo cogiéndola de la mano.
Layla notó como se ponía colorada. Hacía tanto tiempo que no lo hacía.
-Ven, he preparado algo de cena.

-No hacia falta que te molestaras Leo

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-No hacia falta que te molestaras Leo. 

Leo había preparado ensalada, carne y algo de verduras para acompañar. Encendió unas velas y abrió una botella de vino.

-¿Y a mi no me pones una copa?- preguntó poniéndole ojitos.
-Creo que tu estómago me lo agradecerá después. ¿En serio me estás haciendo pucheros?- dijo riéndose.
-¿Funciona?- preguntó.
-No, y ahora empieza a cenar.

-¿Y cómo llevas el tema de los niños?No debe ser fácil.
-No quiero ni pensarlo, me he pensado el verano casi sin verles- Leo se percató de la tristeza en sus ojos al hablar de aquello- Pensé que al volver aquí sería diferente, pero entre el colegio y los turnos en el hospital no los veo tanto como quisiera. Por suerte tengo a mis padres... -.
-Es  duro, ¿sabes? Mi hermana también es madre soltera, y entre todos intentamos echarle una mano. Aunque bueno, no es que yo tenga mucho tiempo libre ...pero hago lo que puedo- Le confesó.
- ¿Por eso tienes tantos muñecos?- preguntó Layla.
-Si, otra cosa para la que no tengo tiempo, recoger- respondió un poco avergonzado.
-No puedes hacerlo tú todo, ¿No es eso lo que me dices a mí?- le preguntó mientras le rozaba levemente la mano.
- Si, supongo que sí- contestó con una sonrisa, desde que la conoció sonreía más a menudo- ¿Ya has terminado?- preguntó mirando su plato, casi no  había probado la ensalada , aunque por lo menos se  había terminado la carne.
-Si, gracias. Siento que te hayas molestado para nada, ¡Ah! Y tenías razón con el vino, gracias- se disculpó.

Leo insistió en recoger la mesa él mientras ella se sentaba en el sofá a esperarle y ver algo en la televisión , o por lo menos intentarlo.

-Mañana podrían saltarse las clases de la mañana y pasáis el día juntos. Mi hermana lo hace a veces, cuando está a punto de enloquecer, le calma estar con Sofía- la sorprendió detrás del sofá.
-¿Sabes que no eres una buena influencia verdad? Pero quizás te haga caso. Necesito estar con ellos. ¿Quieres ver una de terror?- preguntó cuando se sentó a su lado.
- Pensé que no me lo pedirías nunca-.

-No pienso apagar la luz está noche, y mucho menos dormir sola- dijo Layla abrazándose demasiado fuerte al  brazo de Leo.
-No me voy a oponer a lo último- añadió él.

-No me voy a oponer a lo último- añadió él

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Un cambio de rumboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora