Dios, estaba tan cansado de estudiar...
A veces tenía el presentimiento de haber escogido la carrera equivocada, pero, ¿Redes y seguridad informática?
Después de horas y horas haciendo tareas. Terminé con mi karma.
Fui a la cocina por un vaso de agua y saludé a mi mamá.
— ¿Ya terminaste, Sebas? —preguntó ella.
— Si —solté un suspiro con las manos en la cintura—. Voy a llamar a Marisol.
— Ah, bueno, hijo. ¿Te dejo comida en la nevera? —preguntó.
Asentí con la cabeza mientras servía agua de la llave.
— Mamá, ¿mi papá llega hoy?
— No lo sé. Quedó de llamarme en unas pocas horas. ¿Qué le digo?
— No... a ver si salíamos el fin de semana en familia a...
Mi mamá agarró el teléfono.
— Hola, mi vida.
Mi papá era un empresario de clase media, se ganaba la vida como contador pero un día, en medio de una crisis monetaria en la empresa donde él trabajaba, lo ascendieron a subdirector. No le tocó fácil llegar donde estaba. Fueron años de esfuerzo y paciencia. Tampoco se lo llevaba bien al dejarnos aquí. Siempre cargaba en su billetera al menos unas tres fotos de los tres en acontecimientos importantes; La foto de mi mamá y mi papá en su matrimonio. Una mía el día de mi nacimiento y una de los tres. Cada año actualizaba esa última.
Mi papá en la mayoría de las veces se llevaba a mi mamá a sus reuniones cuando salía de la ciudad. Él decía que ella era su pilar después de Dios. Claro que no faltaba el domingo que iba a la iglesia. Era muy devoto a Dios y decía que para llegar donde estaba, fue por la iluminación de Señor.
Esa noche llegaría de Bucaramanga.
— Saluda a mi papá y dile que espero verlo pronto aquí, sano y salvo.
Mi mamá se quedó hablando con mi papá y yo tomé el teléfono de la casa para hablar con Marisol.
— Hora, preciosa.
— Hola, amor. ¿Cómo estás?
— Bien, ya terminé de hacer las tareas. ¿Y tú qué me cuentas?
— Bien, amor. Ya estoy de camino a la casa de mis amigas.
— ¿Se van de fiesta?
— Si, a distraernos un rato.
Estaba ladeando la cabeza por lo en contra que estaba que ella saliera tantas veces a la semana a parrandear.
— Ah, bueno —dije tomando un avión de papel al aire—. No llegues tarde.
— No, amor. ¿Y tú qué vas a hacer?
— Voy a verme con mis amigos del conjunto a ver a dónde vamos.
— Vale, ten cuidado.
— Lo tendré. Adiós.
— Bye.
Me recosté sobre mi cama y me relajé. Pero al cabo de unos minutos mis amigos me llamaban a través de la ventana. Estaban tirando piedritas.
— ¡Sebas!
Salí del apartamento y me reuní con ellos. Nos saludamos y nos fuimos a al parque infantil.
Mi mejor amigo era Baco. Aparte de estudiar en el mismo colegio, fuimos al jardín y por supuesto, vivía aquí. Le gustaba salir a fiestas y conoces muchachas. Gracias a una fiesta donde fui con él, conocí a Marisol. Aparte de todo, le gustaba la natación. Estaba en proceso de selección para la liga bogotana. Pero en algo en lo que congeniábamos mucho era el vóley bol. Hacíamos un equipo fuera de serie.
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Otra vez tú.
General Fiction¿Te has preguntado lo que hubiese podido pasar si dabas el primer paso? Es la historia de Alexandra y Sebastian. Un par de adolescentes que se conocen en el instituto. Se gustan, pero ninguno se atreve a pronunciar palabra. Pasan unos cuantos años y...