"¡Corre! ¡No mires, sólo corre!" (Assassins Creed II)
El corazón me latió horrible.
O sea, quise decir, casi se me sale del pecho.
No me quería quedar parada como una idiota delante de él.
"¡No mires, sólo corre!" Recordé aquél video juego.
Salí como alma que lleva el diablo y de veras que no me importó nada el cambio. Quería desaparecer de la faz de la tierra. ¿Por qué ahora?
Mientras corría hasta el quinto piso...
Otra vez tú en mi vida. Como si no tuviera suficiente con mi vida, ¿y llegas tú?
¡Quería morir!
Pero no podía negarlo. Quería gritar por verlo. No sabía si era por la casualidad de la vida, o por frustración, o ansiedad, y por qué no... de felicidad.
Corrí por el pasillo que separaba cada apartamento y traté de abrir la puerta como si una centena de zombis vinieran detrás. Las llaves no las encontraba y por un momento pensé que las había dejado en la tienda del vecino. Pero no, estaban en mi bolsillo.
Puse la llave en la cerradura, pero no abría.
Mi pulso se alteró más y estaba mareada.
Así que me tocó timbrar como unas diez mil veces a mi prima.
Cuando me abrió la puerta aún estaba pegada al timbre.
— ¡Suéltalo, que el timbre no da leche! —dijo mi prima alterada—. ¿Qué te pasa? —me preguntó esta vez preocupada.
— ¡Vale, lo vi! ¡Vive aquí! ¡No lo puedo creer!
Estaba gritando alterada.
— ¿A quién? —esta vez estaba asustada y temblando.
— ¡Al pelirrojo! ¡Me muero!
— ¿Quién es él? —preguntó confundida.
— Ah... no te lo he contado...
Fui a la cocina a preparar pan con chocolate y crema de maní. Después de regresar a la sala a darle de mi comida a mi prima, le conté lo que pasaba con el pelirrojo.
— ¿Ese es el pelirrojo del que me hablas? —se sorprendió.
— Sí. ¿Lo conoces? —pregunté expectante.
— No. Pero creo que lo he visto en el conjunto.
— Dios... no lo puedo creer. El mundo es un pañuelo.
Muchas cosas pasaban por mi cabeza.
Le hablo. No le hablo. Hago de cuenta de que él no existe y sigo mi vida como si no lo hubiese visto jamás.
Pero había algo más. Y eso lo tenía claro.
No podemos vivir aquí. Voy a tener que convencer a mis papás para que busquemos otro sitio donde vivir.
Pero, ¿por qué era tan, tan boba? Si él no me reconoció. Si lo hubiera hecho...
No... él no me reconoció. Puedo jurarlo.
Más bien tenía una oportunidad de intentar hablar con él. Solo ser amigos.
Y otra cosa más...
¡Pero cómo está de alto el pelirrojo! ¡Está súper cambiado!
Su aspecto había cambiado del cielo a la tierra. Su cabello era básicamente el mismo, únicamente cambiaba su la forma de su peinado, en forma de cresta. Su altura... era gigante, o por lo menos para mí. Podría adivinar que media un metro con ochenta y algo —y saber que cuando lo vi por primera vez media como uno con sesenta—. Tenía puesto un pantalón de jean azul oscuro que le quedaba ajustado al cuerpo. Zapatos deportivos. Camisa de rayas, básicamente se había puesto más fornido que antes. Supongo que sabía que se veía bien con su vestimenta.
Estaba guapo el maldito...
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Otra vez tú.
General Fiction¿Te has preguntado lo que hubiese podido pasar si dabas el primer paso? Es la historia de Alexandra y Sebastian. Un par de adolescentes que se conocen en el instituto. Se gustan, pero ninguno se atreve a pronunciar palabra. Pasan unos cuantos años y...