22 Estallado en mil pedazos.

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Me encontraba en mi casa, la que era mi actual casa. Estaba deprimida, en unos días me iba a mudar con mi familia para el conjunto donde estaba el pelirrojo. Era una buena noticia, pero una mala a la vez, porque la buena noticia era que mi prima estaba ahí. No me quería levantar de mi cama.

Mi papá en una ocasión entró en la habitación para contarme que solo faltaba alistar las cosas de mi habitación, que debía tenerlas listas en unos días porque nos mudaríamos el viernes. Me trajo cuatro cajas para poner las cosas ahí y unas bolsas de basura. Salió de mi habitación y me pidió que dejara de llorar porque tenía los ojos hinchados.

Me recosté en la cama de nuevo y mi mamá entró esta vez. Me pidió que bajara a comer algo porque estaba bajando de peso. Claro, involuntariamente. Le hice caso y bajé sin una gota de ánimo. Mi papá estaba de mal genio por mis lloriqueos de niña malcriada, y tomé la decisión de llevarme mi sopa de lentejas a mi habitación. Tampoco quería rogarles a mis papás para que me dejaran escoger dónde vivir, pues ya habían comprado el apartamento.

Tengo que vivir con ello. Tengo que respirar profundo y seguir adelante. Dije cuando subía las escaleras.

Tomé mi sopa y empecé a empacar mis cosas. Y puse música clásica moderna con algo de temas de R&B y ahora sí empecé a organizar con dedicación y cuidado las cosas de la mudanza.

Estaba organizando mi ropa en cajas cuando vi a mi prima en la puerta recostada. Estaba seria.

—   ¿Valeria, qué tienes? —le pregunté impactada.

Mi prima no aguantó el llanto y me abrazó fuerte. Luego me apartó. No sabía por dónde empezar.

—   Alex —puso unos perros de peluche en una bolsa negra—... terminé con mi novio.

—   ¿Qué? ¿Por qué? —le tomé la mano a mi prima.

Me miró a los ojos, estaban aguados.

—   ¡Ese huevón dejó embarazada a otra vieja! —exclamó gritando.

Estaba impactada.

—   ¿Quién te lo dijo?

—   Él mismo. Me dijo con la voz llorosa. Fue tan cobarde de decírmelo por teléfono.

—   Vale... lo siento mucho.

—   El estúpido dejó embarazada a la ex novia mientras salía conmigo.

Lloró en mi hombro hasta que más no pudo. Estaba triste, y con mucha razón. Y yo lloraba por bobadas...

Resulta que mi vida no apestaba después de todo. Lo tenía todo, y lloraba. Me armé de valor y le dije a mi prima que no era el fin del mundo, que habían personas mejores, que realmente valían la pena. Que tal vez no era el momento para ninguna de las dos, pero estaba segura que en el momento menos indicado, encontraríamos al chico ideal.

Me ayudó a empacar mis cosas en cuatro horas, tal vez me hubiera demorado más sin su ayuda. Valeria estaba un poco más calmada por el acontecimiento de unas horas atrás. Estaba suspirando y lloraba de vez en cuando por recordar la traición de ese imbécil. Ella quería mucho a Lucas, y él parecía quererla, pero desde mi humilde punto de vista, él no lo quería hacer, o sea, serle infiel, pero mi prima quería que Lucas volviera con su ex por el bien del bebé.

Era curiosa y no me podía dejar de lado una pregunta.

—   ¿Te acostaste con Lucas? —pregunté inocente.

—   ¡Claro que no!

Miré a mi prima a la vez que parpadeaba varias veces.

—   Tampoco es tan fácil, prima.

Otra vez tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora