Me encantaba salir del castillo a clases. Ayer había llovido y había dejado un cielo pálido, y la hierba estaba mullida y húmeda bajo nuestros pies. Íbamos hacia Cuidado de Criaturas Mágicas.
Daphne y Pansy iban ligeramente delante de mí, en silencio, mientras descendían por el césped hacia la cabaña de Hagrid, en el límite del bosque prohibido. Cuando levanté la vista me di cuenta que tomaríamos clase con Gryffindor y de inmediato me di cuenta que este año no sería tranquilo. Delante de nosotras Malfoy decía algo animadamente a Crabbe y Goyle, que se reían a carcajadas y estaba segura que se referían a Harry, sus burlas habían sido hacia él desde a principios de curso.
—¡Vamos, dense prisa! —gritó a medida que se aproximaban sus alumnos—. ¡Hoy tengo algo especial! ¡Una gran lección! ¿Ya está todo el mundo? ¡Bien, síganme!— Si, no sería tranquilo si Hagrid nos llevaba al bosque.
—¡Acérquense todos! —gritó—. Asegúrense de tener buena visión. Lo primero que tienen que hacer es abrir los libros...
—¿De qué modo? —dijo la voz fría y arrastrada de Draco.
—¿Qué? —dijo Hagrid.
—¿De qué modo abrimos los libros? —repitió Malfoy. Había sido un caos traer este libro, incluso cuando Niko lo vio se sorprendió y agradeció de que él no hubiese tenido a Hagrid como profesor.
—¿Nadie ha sido capaz de abrir el libro? —preguntó Hagrid decepcionado. Todos negamos con la cabeza. —Tienen que acariciarlo —dijo Hagrid, como si fuera lo más obvio del mundo—. Miren..—. Tomó el ejemplar de Hermione y desprendió el listón mágico que lo sujetaba. El libro intentó morderle, pero Hagrid le pasó por el lomo su enorme dedo índice, y el libro se estremeció, se abrió y quedó tranquilo en su mano. Sonreí, me pareció de lo más curioso y agradable y estaba divertida viendo mi libro calmarse.
—Bien, pues —dijo Hagrid, que parecía haber perdido el hilo—. Así que... ya tienen los libros y.... y.... ahora nos hacen falta las criaturas mágicas. Sí, así que iré a por ellas. Esperen un momento...
Se alejó de ellos, entró en el bosque y se perdió de vista.
—Dios mío, este lugar está en decadencia —dijo Malfoy en voz alta—. Estas clases idiotas...
—Draco—. Intenté hablarle pero me ignoró por completo pues nuevamente buscaba burlarse de Harry y su episodio con los dementores.
Hacia nosotros se acercaba una docena de criaturas, extrañas pero preciosas. Tenían el cuerpo, las patas traseras y la cola de caballo, pero las patas delanteras, las alas y la cabeza de águila gigante. El pico se veía oscuro y los ojos brillaban. Cada uno llevaba un collar de cuero grueso alrededor del cuello, atado a una larga cadena. Hagrid sostenía en sus grandes manos el extremo de todas las cadenas. Se acercaba corriendo por el prado, detrás de las criaturas.
—¡Hipogrifos! —gritó Hagrid alegremente, haciendo a sus alumnos una señal con la mano—. ¿No creen que son hermosos?
Cuando Hagrid comenzó a hablar me acerqué a Draco, se había quedado en la parte de atrás recargado en un árbol viendo a todos lados con esa mirada desagradable que solía tener con alguien que no fuera su amigo.
—¿Tienes que ser siempre así?— Lo admito estaba molesta.
—Vamos Lena, es Potter—. Dijo divertido intentando justificar sus actos. —Hay que sobrellevar Hogwarts y...— Lo interrumpí.
—¿Yo hubiera sido blanco de tus burlas?—. Mi pregunta le borró la diversión a su rostro. —Tengo un miedo terrible de la reacción que los demás puedan tener a mi condición y tú solo me haces retroceder cada vez que creo que no será fatal—.
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DALTONISMO ; Draco Malfoy
Fantasy"El daltonismo es una afección en la cual no se pueden ver los colores de manera normal. También se conoce como deficiencia de color. En el daltonismo generalmente la persona no puede distinguir entre ciertos colores. Con frecuencia no distinguen lo...