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Ileana

Yo sabia lo que significaba para mi familia que me estudiara en Hogwarts y debo de aceptar que para mí no está siendo nada fácil. Cuando pienso en lo que se viene me cuesta respirar, mi corazón parece querer salir de mi cuerpo y no puedo evitar perder un par de lágrimas, nunca dejo que Nikolái o mis padres me vean porque vivir siendo tratada como una niña de cristal es lo peor que aun persona le puede pasar. 

Mi padre dijo que regresaríamos a casa pero mi casa es Bucarest. La Piata Revolutiei era mi lugar, podía caminar todo el tiempo ahí ver como se ilumina y se oscurece; es el lugar donde puedo oír a mi hermano quejándose de todas la veces que hemos estado ahí pero que siempre trata de describirme con tanta fuerza como si pudiera colorear para mí.

<El cielo hoy parece hielo ochi, asi tan liso como si lo tocaras y las nubes parecen la almohada de mamá>

Algunas veces quisiera gritarle que no estoy ciega, pero insiste en describir los colores como texturas, porque ni siquiera puedo imaginarme como es el azul del cielo, ni el verde de los árboles.

Cuando llegamos a la plataforma 9¾ la veo inundada de gente, muggles en su mayoría. Mi carrito es empujado por mi papá mientras que mi hermano lleva el suyo, mamá se aferra a mi mano como si el piso por el que caminamos fuera inestable. Puedo ver a algunos chicos más caminando junto a sus cosas y se van hacia el mismo lugar y es cuando mi estomago se revuelve y las ganas de vomitar me invaden, quisiera detener este instante y pedir regresar a casa pero no lo hago.

Nikolái y mi papá van hablando animadamente cuando se detienen frente a un muro, levanto la vista y justo estamos entre el anden 9 y 10.  Mi mamá y yo nos detenemos justo detrás de ellos y puedo ver sus mejillas teñirse ligeramente de un tono, —Fiara.— Dije llamando a mi hermano para que se acercara a mí. —Niko.— Le hice un ademan y rápido llego junto a nosotras. —¿Qué color es el que está en las mejillas de mamá?— Mi pregunta llamó la atención de los tres, los ojos de mi mamá se aguaron.

—Sus mejillas.— Mi hermano balbuceo un poco. —Se sonrojo un poco, ese es color rojo Ochi.— Hablaba ligeramente en pausas.

—Como el de Gryffindor.— Me acerque hacia mi mamá e hice que se bajara un poco a mi altura, tomé su cara entre mis manos y trate de grabarme cada parte de su cara para no olvidar el color.

No One

—Si.— Entre lágrimas su mamá le sonrió. —Como el de Gryffindor.— Nicoleta se reincorporó, su hija estaba lista para vivir, pero ella no lo estaba para vivir sin ella. —¿Todo listo?— Se dirigió a sus dos hijos y ambos asintieron sonrientes. —Entonces vemos Niko.— dijo y camino junto a su hijo hasta atravesar la pared para entrar al andén.

—Papi.— Ileana y su papá estaban por pasar pero la voz de la niña llamó la atención de Ivan. —¿A un latido?— Eran palabras que solo Ileana y Nikolái usaban, pero que él también conocía el significado.

—A un latido preciosa.— Sonrió y la rodeó con un brazo, el otro lo ocupo para empujar el carro ayudado de Ileana y ambos atravesaron el muro para encontrarse con los demás.

Una locomotora de vapor, esperaba en el andén lleno de gente. Un rótulo decía: «Expreso de Hogwarts, 11 h». Miré hacia atrás y vi las palabras  «Andén Nueve y Tres Cuartos».

El humo de la locomotora se elevaba sobre las cabezas de la ruidosa multitud, mientras que gatos de todos los colores iban y venían entre las piernas de la gente. Las lechuzas se llamaban unas a otras, con un malhumorado ulular, por encima del ruido de las charlas y el movimiento de los pesados baúles.

—Vamos Ileana.— Pocas veces eran las que Niko me llamaba por mi nombre, esta vez tomó mi mano con fuerza más que para darme animo era para animarse a si mismo.

Los primeros vagones ya estaban repletos de estudiantes, algunos asomados por las ventanillas para hablar con sus familiares, otros discutiendo sobre los asientos que iban a ocupar. Niko y yo empujábamos los carritos por el andén, buscando un asiento vacío, o bueno yo buscaba asientos para nosotros.

Niko se abrió paso hasta que encontró un compartimiento vacío, cerca del final del tren. Primero acomodó las lechuzas y luego los baúles el solo.

—¿Quieres que te eche una mano? — Un chico alto se dirigió a mi hermano.

—Sí, por favor —Niko ni siquiera volteó a la primera pues se encontraba ocupado con los baúles. Cuando se dio la vuelta sonrió emocionado y se acercó a abrazar al chico que yo desconocía completamente —Adrián.—

—¿Cómo has estado amigo?— El chico correspondió el gesto de mi hermano. —¿Por qué tantas cosas? ¿Te corrieron de casa?— Al oír sus palabras pude suponer que no se había percatado de mi presencia y yo tampoco había hecho nada porque hacerme notar.

—Mi hermana viene este año.— Y fue en ese momento, que Adrián posó su mirada en mí. —Ileana, él es mi mejor amigo, del que te hablé. Adrián Pucey.— Y por un momento pasaron por mi cabeza las cartas que recibí años anteriores hablando de su amigo y de como el año anterior había entrado al equipo de quidditch.

—Oh, lo siento mucho.— Se disculpó, los tres seguíamos en el pasillo del tren. —Mucho gusto Ileana, tu hermano siempre habla de ti y ya quería conocerte.— Yo por instinto estiré mi mano para estrecharla con él pero lo que hizo me sorprendió pues me abrazo cubriéndome completamente.

—Eh, código de hermana menor. Ve a buscar por otro lado Pucey.— Mi hermano rápidamente nos separó y me colocó detrás de él.

—Tranquilo Nikolái.— Adrián reía por la reacción de mi hermano. —Acabo de adoptar a tu hermana así que Ileana a partir de hoy voy a ser un segundo hermano para ti.— Solté una carcajada. Adrián era muy parecido a mi hermano.

El tren comenzó a moverse. Adrián corrió hacia la ventana y pude ver a su madre agitando la mano. Mi hermano y yo nos asomamos de igual forma y pude ver a mis padres abrazado, mamá tenia unas cuantas lagrimas derramadas y mi papá se despedía de nosotros con una sonrisa en el rostro. Observé a mis padres hasta que desaparecieron, cuando el tren giró. Las casas pasaban a toda velocidad por la ventanilla.

Sentí una ola de excitación. No sabía lo que iba a pasar... pero era hora de averiguarlo.

Cuando me di cuenta, Niko y Adrián se encontraban sentados el uno junto al otro. Caminé al asiento que quedaba frente a ellos y me senté ahí manteniendo mi mirada en ambos.

-Quiero dulces.- Adrián se levantó de golpe y salió del compartimento. -¿Quieres algo Ileana?- Preguntó antes de irse completamente.

-¡Ey!- Niko se quejó. -¿Y yo?- Fingió estar dolido.

-Son 11 años de desventaja contra ti, tengo que hacer algo para ser el hermano favorito.- Rei ligeramente ante las palabras.

-No, así estoy bien gracias.- Le sonreí y salió en busca de sus dulces. -Adrián es como tú Fiara, ahora entiendo como es que te llevas tan bien con él.-

-Me alegra que te agrade Ochi.-

-Si es importante para ti, lo es para mí, tú sabes...- Mis palabras quedaron al aire por que fui interrumpida por Adrián que llegó corriendo a donde estábamos.

-No van a creer lo que escuché.- Busque con la mirada en sus manos y no vi ningún rastro de alguna golosina. -Los gemelos Weasley están diciendo en todo el tren que Harry Potter va a Hogwarts.- Mi cara fue de confusión empezó por el apellido de los gemelos y continuo con el segundo nombre ¿Por qué tanto alboroto?

-¿Estas de joda?- Giré la cabeza hacia mi hermano pues nunca lo escuché decir una palabra altisonante.

-¿Quién es Harry Potter?- Pregunté antes de que Adrián pudiera contestar.

-Si, según dicen que su hermano está en el mismo cubículo que él.- Pensé que ignoraría mi pregunta. -Es una larga historia Ile, me sorprende que no la conozcas.-

-Mi hermana no anda en chismes como tú Pucey.- Los tres rieron ligeramente por el comentario. -Este año va a ser interesante.

DALTONISMO ; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora