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Ya me había acostumbrado a entrar en el andén nueve y tres cuartos. No había más que caminar recto a través de la barrera, aparentemente sólida, que separaba los andenes nueve y diez.

El expreso de Hogwarts, una reluciente máquina de vapor, ya estaba allí, y de él salían nubes de vapor que convertían en oscuros fantasmas a los numerosos alumnos de Hogwarts y sus padres, reunidos en el andén.

Mi hermano y yo entramos a escoger sitio, y no tardamos en colocar el equipaje en un compartimiento de uno de los vagones centrales del tren. Luego de eso bajamos a despedirnos de mamá quien seguía con la señora Malfoy y se les había unido la mamá de Daphne y para mi sorpresa la mamá de Millicent junto a mi compañera.

—Listo.— Dijo mi hermano pasando un brazo sobre mis hombros. —¿Nos veremos en Navidad?— se dirigió a mi mamá.

—No corazón, ni se van a acordar de casa.— Dijo mi mamá y todas las demás rieron por su comentario.

—Ileana...— La señora Malfoy me llamó por mi nombre. —Draco se fue a buscar a Vicent y Gregory, dijo que te buscaría en el tren—. Asentí con la cabeza.

—Ileana Albescu...— Las palabras salieron de la boca de la señora Bulstrode. —Tu eres la chica que no ve colores—. Llamó la atención de todos cuando hizo uso de ese argumento.—Lo siento, pero desde que Millie te mencionó me causaste gran curiosidad.— Todos en el círculo sintieron como la incomodidad los inundaba, menos ellas. —Fue un gran alboroto—. Parecía que Millicent y su mamá disfrutaban de hacer incómodo el momento.

—Pero claro que lo iba a ser.— la mamá de Malfoy interrumpió. —Ileana llamó la atencion desde que llegó a Hogwarts y tú no lo puedes negar. Todos estabamos sorprendidos de que fuera hija de Ivan y Nikoleta, no se sabía nada de ellos desde que se fueron a Rumania...— El semblante de la señora cambió. —A demás Ileana es preciosa, no me sorprendería que como dijo Draco, Fred Weasley estuviera celoso de que Ileana solo estuviera con Terrence y mi hijo...— Mi hermano no ocultó la sonrisa burlona cuando el argumentó de la mamá de mi amigo cayó a la señora Bulstrode.

—Claro, sorprendete al no ser de linaje completamente puro...— El comentario de la señora parecía medio sacado de la manga porque no causó el efecto que esperaba.

—Pero ellos están emparentados con la familia real de Viena. Después de pasar estas semanas con ellos en Rumania no me he cansado de decirle a Draco que le pida a Ileana ser su novia, se ven adorables juntos—. No pude evitar sentirme extraña por su comentario y comencé a notar que mis mejillas se calentaron, además Millicent y su mamá borraron sus sonrisas de sus rostros.

—¿Por qué Lena parece un tomate?—. Draco junto a Crabbe y Goyle se acercaron a nosotros. —Los busqué arriba en el tren y ni sus luces—. Se dirigió a mi y mi hermano. —Pucey está con Flint, te estaban buscando también—. Le dijo a mi hermano.

—Los iré a buscar...— Mi hermano soltó su agarre de mis hombros. —Te amo mamá, te escribiré—. Le dió un beso en la mejilla rápidamente. —Nada de romance Malfoy, eres un buen perro guardián—. Rodé los ojos por su comentario y lo vi subirse corriendo al tren.

—¿Romance?— Preguntó Crabbe confundido. —¿Por fin son novios?— Draco y yo nos miramos por un segundo y luego y luego reímos negando con la cabeza.

—Señora Albescu, ya me llevo a su hija, el tren no tarda en salir— Mamá miró con ternura a Draco y asintió con la cabeza. Todos nos despedimos dejando en el olvido a Millicent y a su mamá con sus comentarios fuera de lugar. Cuando llevé a Draco al lugar donde mi hermano y yo habíamos dejado nuestras cosas, el acomodo una pequeña mochila que traía y se sentó junto a la ventana, me acerque a él, me senté a su lado y recosté mi cabeza sobre su hombro.

DALTONISMO ; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora