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Draco

TORNEO DE LOS TRES MAGOS

Los representantes de Beauxbatons y Durmstrang llegarán a las seis en punto del viernes 30 de octubre. Las clases se interrumpirán media hora antes. Los estudiantes deberán llevar sus libros y mochilas a los dormitorios y reunirse a la salida del castillo para recibir a nuestros huéspedes antes del banquete de bienvenida.

—¡Draqui!— Rodé los ojos al escuchar a Ileana, había empezado como una broma al decirme así y ya se le había hecho una costumbre. —¿Qué ocurre?— Me giré para verla y sonreí. Últimamente todo lo que hacía cuando estaba junto a ella era sonreír.

—Hola princesa—. La saludé. —Es sobre el torneo de los tres magos...— Ileana y yo no habíamos dicho nada acerca del otro día en mi habitación, después del beso me abrazó lo que yo sentí como mucho tiempo y nos fuimos luego al gran comedor.

—¡Sólo falta una semana!— dijo sorprendida.

—Escuché de Macmillan que Diggory quiere participar—. Se giró rápidamente hacia mí.

—¿Cedric?—. Asentí con la cabeza. —No me tendría que sorprender, pero lo hace... Es algo obvio de parte de Cedric—. Se encogió de hombros restándole importancia.

—¿Quieres ir a comer conmigo?— Le pregunté mientras la veía, sus ojos se giraron hacia mí y me encantaba verlos, el impresionante color gris que tenía te hacía sentir como si te examinara los pensamientos. Cuando Lena se diera cuenta de lo que su mirada me genera, entonces sí me tendrá en sus manos. Le extendí la mano esperando su respuesta.

—Que caballeroso eres Malfoy—. Sonrió coqueta. ¡Dios! Su sonrisa cuando coquetea sin darse cuenta es preciosa. —Vamos, ya quiero comer algo...— Tomó mi mano y me jaló para caminar en dirección al gran comedor.

Desde que Ileana y yo comenzamos a ser amigos pasabamos la mayor parte del tiempo juntos, exceptuando los meses que salió con Higgs, seguía sin ser sorpresa que siempre nos vieran juntos, tanto que todos ignoraban nuestras manos tomadas, las veces que la abrazaba fuerte por la cintura o cuando estábamos a solo centímetros de distancia.

—Ileana...— Llamé su atención mientras caminábamos. —¿Ya te dije lo bonita que eres?— Me sonrió conmovida.

—¿Hoy?— Dijo mientras levantaba una ceja. Asentí. —No, hoy no—. Reí por su elección de palabras.

—Eres preciosa.— Jale su mano y pasé mi brazo por sus hombros. Disminuí un poco la velocidad para poder sentir un poco más de su compañía. Era embriagante sentir a Ileana junto a mi. —Lena...— Quería hablar con ella, quería saber en qué punto estábamos, quería... ¡Por Salazar! Esto solo lo hacen las chicas, estar confundidas y querer apresurarse.

—Hoy no Draco...— Era muy inteligente, pero esa cualidad me podía en el orgullo. Me dolía. Y me hacía sentir estupido al necesitar más de ella.

Me hacía sentir como una niña enamorada.

La realidad me golpeó. Me estaba enamorando de Ileana.

—Lena, yo...— Se detuvo frente a mí y tomó mi cara entre sus manos.

—Draco, eso que estás sintiendo también lo siento yo...— Sentí mi corazón acelerarse. —Pero tengo miedo—. Su voz temblaba. —No quiero complicarnos. Eres muy importante para mi. No te quiero perder.—

—Yo no...—

—¿No te vas a ir? Hacemos muchas promesas Draco pero el corazón puede ser muy fuerte— El tacto de su mano con mi cara era cálido. —Te quiero Draco. Te quiero en una cantidad inimaginable—.

DALTONISMO ; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora