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No One

Una voz retumbó en el tren.

—Llegaremos a Hogwarts dentro de cinco minutos. Por favor, dejen su equipaje en el tren, se lo llevarán por separado al colegio.—

El estómago de Ileana se retorcía de nervios y Nikolái, podía verlo, estaba pálido y se notaba que no quería bajar. Guardaron sus cosas correctamente e Ileana en su intento por calmar sus nervios se acomodó perfectamente el uniforme y se reunieron con el resto del grupo que llenaba los pasillos.

El tren aminoró la marcha, hasta que finalmente se detuvo. Todos se empujaban para salir al pequeño y oscuro andén. Ileana se estremeció bajo el frío aire de la noche. Entonces apareció una lámpara moviéndose sobre las cabezas de los alumnos:

—¡Primer año! ¡Los de primer año por aquí!

Un hombre gigantesco apareció. Su rostro estaba prácticamente oculto por una larga maraña de pelo y una barba desaliñada, pero podían verse sus ojos, que brillaban como escarabajos negros bajo aquella pelambrera.

La gran cara peluda de Hagrid, el guardián de las llaves de Hogwarts rebosaba alegría sobre el mar de cabezas.

—Venid, seguidme... ¿Hay más de primer año? Mirad bien dónde pisáis. ¡Los de primer año, seguidme!

—Tranquila Ochi, te estaré esperando en el gran comedor.— Nikolái apareció detrás de ella para tratar de calmarla pues claramente se veían los inmensos nervios que ella tenia encima. —A un latido.— Le recordó lo que días antes habían hablado.

—¡Suerte Ile!— Adrián dijo junto a su hermano. —Slytherin tiene un lugar para ti.— Le sonrió y guiño un ojo de modo que trato de darle confianza. La chica solo asintió con la cabeza y caminó junto a los demás chicos.

Resbalando y a tientas, siguieron a Hagrid por lo que parecía un estrecho sendero. Estaba tan oscuro que Ileana solo se aferraba a luz que emanaba la linterna que Hagrid llevaba. Nadie hablaba mucho, reinaba el silencio mas que nada por el lugar donde iban caminando

—En un segundo, tendrán a la vista Hogwarts —exclamó Hagrid por encima del hombro y justo al doblar esta curva. Se produjo una fuerte expresión de sorpresa de parte de todos en el lugar.

El sendero estrecho se abría súbitamente al borde de un gran lago negro. En la punta de una alta montaña, al otro lado, con sus ventanas brillando bajo el cielo estrellado, había un impresionante castillo con muchas torres y torrecillas.

—¡No más de cuatro por bote! —gritó Hagrid, señalando a una flota de botecitos alineados en el agua, al lado de la orilla. Era ese el momento en que quería que su hermano estuviera junto a ella.

—¿Da miedo, no crees?— Se escucho que dijeron junto a ella, giro rápido en dirección a quien había hablado y se encontró con una chica que le estaba sonriendo, de casi su misma estatura, su piel se le veía lisa y su cabello le llegaba hasta el hombro casi igual que a Ileana y por la intensidad se notaba que era muy claro su cabello. —Me llamo Daphne.— Estiró su mano. —Daphne Greengrass.— Ileana la tomó un poco temerosa por la situación.

—Soy Ileana Albescu.— Trató de sonreír pero ella sabía que había salido una mueca más que una sonrisa.

—¿No te gustan los botes?— Daphne le preguntó por la actitud de la chica.

—No estoy acostumbrada.— Conscientemente hizo un gesto de desagrado.

—Vamos, a mi tampoco me gusta.— Daphne la tomó de la mano y ambas subieron al bote junto a otros dos chicos que no se molestaron en hablar.

DALTONISMO ; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora