Capítulo 44 | Él no está bien

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22 de febrero del 2019

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22 de febrero del 2019

—Fuiste muy cruel con ese hombre —solté, recordando lo sucedido anoche.

Intenté separarme de Ryan al sentir su pecho vibrar. Quería verlo reír, sin embargo, el individuo fue más rápido y me atrajo nuevamente hacia él.

No me quejé.

—Solo señalé lo obvio.

—Lo llamaste gordo idiota —repliqué, recostando mi cabeza sobre su pecho. También era consciente de las miradas curiosas de algunos compañeros—. Luego le dijiste que era el hombre más horrible que habías visto y que nadie lo querría jamás.

—En mi defensa...

—Meterse con el físico de una persona llega a ser muy hiriente para quien recibe el comentario —mencioné, alzando la mirada para encontrarme con sus ojos observándome con atención y dulzura—. Además, la belleza es subjetiva. Que tu consideres a ese pobre hombre horrible no significa que todos pensarán igual.

—Tú eres muy linda —me elogió e hice mi mayor esfuerzo en no caer en su trampa. No me distraerías, Ryan Gyllenhall—. Me encantan tus ojos, recuerdo haber estado muy emocionado al saber el color de ellos. También me fascinan tus labios, ¿sabías que llevo...

—No cambies de tema.

—Estás sonrojada, me gusta —Acarició mis mejillas—. Dijiste que la belleza era subjetiva, te estaba dando un ejemplo de lo que considero hermoso. O sea tú.

Suspiré, encandila por sus palabras.

Si algo —sorpresivamente— se le daba muy bien a Ryan, era dejarme sin palabras por la manera tan sencilla y dulce de alagarme. Desde que empezamos a salir juntos, él se había propuesto decirme todo lo que pensaba, sin ningún filtro o engaño.

Comenzaba a acostumbrarme a sus cumplidos, sin embargo, no podía obligar a mí cuerpo a no reaccionar. En este caso, el sonrojo de mis mejillas era algo que no podía impedir, simplemente ocurría.

—Pudiste decírselo de una forma más sutil —continué molestándolo.

—Él comenzó, ¿ya lo olvidaste? —farfulló. Segundos más tarde escuchamos el timbre de la escuela, indicándonos que nuestra primera clase estaba por comenzar. Era una lástima que tuviésemos que dirigirnos a salones distintos—. Si no nos hubiese lanzado su bebida cuando le pedí amablemente que cerrara la boca, nada malo habría ocurrido.

Fuera de la Friendzone (Mejores Amigos libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora