En inglés: Friendzone.
En español: Zona de amigos.
En mi idioma: Mi mejor amigo me mira como a su hermanita y jamás de los jamases me verá como algo más.
Muy largo, lo sé.
Autumn siempre ha ocultado sus sentimientos, el miedo de ser rechazada po...
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Amaba mi nombre, sobre todo cuando lo llevaba colgado en el cuello.
La última vez que usé el collar que recibí como obsequio de Kyle por mi cumpleaños fue el día que tuve el accidente. La ropa que vestía había sido guardada y con ella el collar, sin embargo, volverlo a tener puesto ya no me recordaba a aquel terrible día. Mis pensamientos se enfocaban en la persona que me lo había regalado.
Kyle, mi novio.
Que genial sonaban esas palabras.
Mi novio.
Ese sentimiento que siempre guardé y deseé que fuera correspondido al fin estaba siendo liberado sin temor al rechazo. Kyle, mi mejor amigo, la persona que dudé que fuera a corresponderme algún día, estaba enamorado de mí y yo de él. Me sentía extremadamente contenta y un poco pasmada, aún me encontraba procesando los sucesos de anoche.
El concierto finalizó en el instante en que nuestros amigos llegaron a nuestro encuentro y nos encontraron besándonos. En ese momento, no me morí de vergüenza por haber sido descubierta o estar en la mira de un par de personas curiosas, Kyle me hacía sentir segura y confiada, siempre lo había hecho.
Obviamente que Madison se alegró, comenzó a bailar y cantar como si Shawn todavía continuara haciéndolo. Connor también se emocionó y cuestionó lo sucedido horas atrás cuando Kyle no cumplió con su parte del plan y él tuvo que rescatarlo. No entendí muy bien de lo que estaba hablando hasta que me lo dijeron, pero Kyle le hizo saber que se lo explicaría todo con lujo de detalle en otra ocasión. Por otro lado, Jessy actuó como siempre; desinteresado y enojado con el mundo.
Kyle me había traído a casa y aseguró recogerme todos los días para llevarme a la escuela. Sonreí frente al espejo e instintivamente toqué mis labios, recordando los de Kyle moviéndose sobre los míos.
Por favor, que todo lo sucedido sea real.
— ¿Continuarás sonriendo como tarada o tengo que pedir ayuda? —cuestionó mi hermano, señalándome con burla.
Rodé los ojos, exasperada.
—Se toca la puerta antes de entrar, ¿qué hubiera pasado si me estaba vistiendo, eh? —le recriminé colocando mis manos sobre la cintura.
