Capítulo 41 | El día en que Kyle perdió a su primer amor

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13 de enero del 2019

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13 de enero del 2019

Maldito Ryan Gyllenhall.

Imbécil.

Estúpido.

Idiota.

Deseaba tanto poder retroceder en el tiempo e impedir que ese individuo apareciera.

Pese a todo el alcohol que había en mi sistema, todavía podía recordar el rostro de Autumn y sus palabras tras haber descubierto su mentira. La voz de Ryan expresando su preocupación por mi novia y la manera en la que se refería a ella, como si existiese complicidad entre ellos, me enfurecía... y dolía.

Era esa clase de dolor que solo una persona tenía el poder de causártelo. El dolor de la traición por quien amaba.

Me rehusaba a creer que había sucedido algo más entre ellos, sin embargo, los malos pensamientos que se acumulaban en mi cabeza no me ayudaban a borrar esas imágenes de ellos dos juntos. Mientras más lo pensaba, más enojado y decepcionado me sentía.

¿Por qué me había mentido? ¿Por qué no confió en mí?

Tras verla marcharse y dejarme en medio del pasillo del hospital donde su madre se encontraba, decidí alejarme del lugar... y de Autumn. Sabía que no estaba atravesando por un buen momento, ni ella ni su familia, pero no estaría sola, en cambio yo necesitaba aclarar mis ideas. Rememorar todo consiguió que me diera cuenta de que quizás no fue la ocasión correcta para pedirle explicaciones, pero no podía sentirme culpable por querer saber el motivo que había tenido mi novia para mentirme en la cara y ocultarme que había acogido en su habitación a la persona que más detesta y, quien por cierto, estaba perdidamente enamorado de ella.

Lo había notado.

Cuando comencé a sentir miedo de perderla fue aquel día en que me enteré del beso entre ellos. Me negaba a aceptar que alguien como Ryan podría enamorarla, asimismo, me costaba aceptar que yo no la veía como una hermanita.

Cometí errores.

Uno de ellos fue no aceptar mis verdaderos sentimientos desde que lo supe, pero me negué a creerlo. Ahora me preguntaba lo que hubiese ocurrido si le confesaba lo que me hacía sentir, la calidez que me embargaba al tenerla entre mis brazos o lo deseoso que me volvía por probar sus labios. No necesitábamos hablar para entendernos, nuestras miradas transmitían mucho más que palabras. Debí ser más sincero, no sólo con ella sino también conmigo. Por ello, me tomaría mucho tiempo en poder perdonarme.

Fuera de la Friendzone (Mejores Amigos libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora