En inglés: Friendzone.
En español: Zona de amigos.
En mi idioma: Mi mejor amigo me mira como a su hermanita y jamás de los jamases me verá como algo más.
Muy largo, lo sé.
Autumn siempre ha ocultado sus sentimientos, el miedo de ser rechazada po...
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Iba a vomitar.
Oh, Dios.
Llevé ambas manos a mi pecho, sintiendo los frenéticos latidos de mi corazón causarme un punzante dolor en la zona. Movía inquietamente una de mis piernas, esperando que el tiempo termine. Madison se enojaría conmigo por arruinar mis uñas recién pintadas, pero no podía evitar sentirme nerviosa y asustada. Muy asustada.
El dolor en mi vientre bajo se hizo presente, tan intenso como en la mañana, haciéndome soltar un fuerte quejido. Inmediatamente me senté, atrayendo la atención de mis amigos.
—Te llevaré al hospital —anuncia Anakin, intentando levantarme entre sus brazos.
— ¡No! —exclamo, escapándome de él—. No me iré de este lugar hasta ver a Ryan levantar ese trofeo.
—Autumn... —Madison tomó una de mis manos, intentando apaciguarme.
—Ya dije que me quedo.
—Bebe esto —dijo Kyle, apareciendo con una botella de agua y... pastillas—. Las olvidaste en mi auto. Se supone que deben ayudar.
No dudé en hacerlo.
—Si continúa doliendo, no me importará que este sea el partido más importante en la carrera de Ryan, te llevaré al maldito hospital —informa Anakin, apuntándome con un dedo—. Si él lo supiera también quisiera que te llevara con un médico.
—Hoy estuve con uno, dijo que...
—Los dolores no son buenos.
—Es el estrés del partido, tengo... miedo.
— ¿Miedo? —repite Cameron, interviniendo por primera vez—. Ryan es uno de los mejores jugadores, está haciendo un asombroso partido y no dudo de que le darán el Premio al Jugador más Valioso cuando su equipo consiga la victoria. Debes tener más confianza en él.
—La tengo —suelto, con la voz más firme que hace unos segundos—. Confío plenamente en Ryan, sé que puede conseguir esa victoria.
— ¿Entonces por qué...?
— ¿Te asusta su reacción? —cuestiona Kyle, interrumpiendo a Cameron.
Me encojo de hombros, intentando que mis amigos no noten la respuesta en mi rostro.
—Oh, vamos, todos sabemos lo feliz que se pondrá cuando sepa la noticia. Lleva esperando que esto suceda desde que te pidió matrimonio.
Detuve la mirada en el anillo que rodeaba mi dedo anular. Una ola de felicidad me inundó al recordar aquella noche en la que Ryan me propuso matrimonio.
Desde aquel día, mi prometido se había encargado de recordarme lo ansioso que está por darme su apellido. No conozco a ningún hombre tan presumido como Ryan con respecto al hecho de que se va a casar. Siempre que puede les recuerda a sus amigos que está conmigo y seré su esposa.
