Capítulo 04 | Autumn

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13 de septiembre del 2018

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13 de septiembre del 2018

Bajé las escaleras lentamente, llevándome la mano al cabello y luego a la boca, ahogando un bostezo, pues acababa de levantarme. Traía puesto tan solo un pantalón suelto que servía como pijama. Fui directo al baño y lo primero que hice, como cada mañana, fue observar mi rostro. Estaba horrible, quizás un poco menos feo que ayer, pero aún lo estaba.

Mi labio estaba partido, mi nariz un poco menos roja e hinchada, mis mejillas rojizas por las heridas y cerca de mi ceja izquierda tenía un pequeño parche blanco para cubrir lo lastimado. Ya habían pasado tres días del accidente y mi rostro parecía recuperarse a pasos de tortuga, mientras que mi torso ya se encontraba perfectamente.

—Ryan, ¿estás ahí? —mi madre tocó la puerta del baño, preguntando lo evidente—. Sé que estás ahí.

—Si lo estoy mamá, ¿quién más podría estarlo? —respondí, cansado de que cada mañana sea lo mismo.

—Es bueno que te hayas levantado temprano, porque te informo que hoy sí o sí irás a la escuela, no importa cuántas excusas me digas, no puedes seguir faltando —me dijo y como si supiera que lo haría, abrí la puerta rápidamente mientras que mi madre sonreía enormemente.

—No puedo ir a la escuela así, mamá —me señalé—. ¿Te imaginas lo que dirán de mí? En escuelas como esas lo que les importa a todos es como luces y créeme que si me aparezco con este rostro comenzaran a hablar sobre mí. ¡Dirán que soy un matón o un problemático, mamá!

— ¿En serio, Ryan? —Alzó la ceja y me miró como si no creyera en mis palabras—. Soy tu madre, te he tenido nueve meses en mi vientre y sé muy bien que eso no es lo que te importa.

Suspiré resignado.

—Fueron ocho meses mamá, ya sabes que me adelanté —le corregí—. Y puede que lo que digan los demás no me importe, pero aun así no puedo llegar a la escuela luciendo como si hubiese estado en una pelea y yo hubiese sido el perdedor.

Las chicas lindas no querrán acercarse a mí, pensé.

Ella me observó detenidamente, con esa mirada gélida que siempre me daba cada vez que hacía algo malo. Cruzó sus brazos sobre su pecho y suspiró cansada. Estas dos últimas mañanas habíamos tenido esta conversación, y en ellas había logrado convencerla de no ir a la escuela, solo esperaba que hoy fuera la misma respuesta.

Fuera de la Friendzone (Mejores Amigos libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora