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Salir del territorio Stohess se sintió tan bien como beber agua en un día soleado. Montando a caballo se retiró de la mansión de los Frik y salió del sub-estado para buscar techo en Rose. Es molesto ya que tendrá que recorrer una larga distancia desde el lugar donde se hospeda hasta la mansión, pero ni pagando el alto precio de los cuartos en Sina sería aceptado por los habitantes de clase alta. No quería lidiar con más problemas como el que ha tenido con los soldados de Stohess, así que simplemente se resignó a la molesta distancia.

Debido a la sensación amarga en su interior, decidió ir a distraerse al bar que suele frecuentar cuando trabaja en la zona. Dejó al caballo negro en el establo de la casa donde dormirá y se fue caminando al bar de Hannes.

— ¿Pero qué tenemos aquí? —gritó el dueño del bar tras la barra, con las mejillas sonrojadas debido al alcohol— ¡Un trabajador de la nobleza ha venido a mi humilde bar!

Jaeger hizo una mueca mientras todos en el negocio le miraron por culpa de los gritos de Hannes, se acercó a la barra y se sentó dándole una mirada reprobatoria a aquel hombre borracho.

— Así que ya te enteraste —musitó recibiendo el tarro de cerveza de manos del rubio.

— Hombre, los rumores vuelan —dijo riendo—, aunque es una gran sorpresa... un joven de Shingansina trabajando para una familia noble, eso no se ve todos los días. ¿Qué estás haciendo? ¿Una escultura en el jardín?

Hannes se sirvió su propia cerveza y le encargó el negocio a sus empleados para poder conversar con el joven Jaeger, a quien conoce desde que es un niño, pues la madre del castaño trabajó como camarera en el bar antes de que él naciera.

— Haré una escultura de la señorita Vinna, en realidad, voy a recrearla en mármol.

— Agh, qué desastre. Escuché que la hija es toda una narcisista —menciona con cierto desagrado—, suerte tallando en piedra el maldito vestido de lujo.

— En realidad, quiere que la escultura sea su cuerpo semi desnudo, solo cubierto por una fina tela.

Eren lo explicó naturalmente, pero Hannes escupió la cerveza al escuchar sus palabras y soltó un fuerte:

— ¿QUÉ? ¿Estas loco? ¿Cómo harás eso?

— Ya hice algunos bocetos de ella usando bata, solo tengo qu-

— Espera, espera... Tú ¿tienes idea de lo que estás diciendo? —Jaeger le mira interrogante— Su padre te sacará los ojos si se entera de eso.

— Yo solo hago las cosas como ella pide.

— ¿Y crees que eso importa? Estamos hablando de la hija de los Frik, ella es intocable.

— No la estoy tocando —dice despreocupado dándole un trago a la cerveza.

— Tú, bastardo idiota, sabes a que me refiero.

— No te preocupes, he hablado del tema con ella. Su padre no se enterará que me quedo a solas con ella solo cubierta con una bata.

— ¿Y tú le crees? —cuestiona exaltado. Jaeger se encogió de hombros, restando importancia por completo. Hannes negó con la cabeza y bebió en silencio por unos minutos. Después dejó el tarro sobre la madera de la barra y se acercó a Eren— ¿Y qué tal? —cuestiona en voz baja y el castaño le mira— ¿Es tan bonita como se rumorea?

Jaeger no pudo evitar reírse de aquella pregunta, le dió un trago más a su bebida y con certeza respondió.

— Más de lo que imaginas.


[...]


Girar en el vacío : Eren JaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora