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Había pasado todo el camino dentro del carruaje pensando en qué le diría si lo encontraba, había armado ya un pequeño diálogo como un personaje de obra de teatro tendría, sin embargo, ahora que lo tiene delante de ella, ahora que finalmente lo mira a los ojos, se ha quedado muda, su mente quedó en blanco, y su corazón se inquieto como hace mucho tiempo no hacía. Trago saliva y respiró profundo pero disimulado, se sintió aún más nerviosa al no saber descifrar el significado de la expresión en el rostro de Eren, comenzó a cuestionarse si estaba molesto o feliz de verla, porque siendo sinceros, jamás pensó en ello. Está ahí, frente a él, en un acto auténticamente egoísta.

— Uh... ¿Cómo has estado? —titubeó.

Eren arqueó ambas cejas y abrió ligeramente su boca en un sutil gesto de sorpresa. Aún trataba de convencerse a sí mismo de que Vinna está delante de él, sentada en el comedor de su madre.

— Estoy bien —respondió por hacerlo, pues la verdad era muy diferente al significado de aquellas dos simples palabras.

Vinna lo observó más detenidamente, notando sus ojeras y su expresión cansada, sus ojos esmeraldas seguían siendo hermosos, pero ya no reflejaban ese sentimiento apasionado de viveza que tenían cuando lo conoció. El nerviosismo se perdió en el viento y Vinna dirigió sus palabras a él con confianza.

— No lo creo. Tus ojeras... te ves cansado, ¿pasó algo?

Eren se tomó unos segundos antes de reírse un poco.

— Creo que eso no importa, más importante ¿Qué haces aquí?

Vinna no le apartó la mirada, escuchó esa risa con cierta desconfianza.

— ... Quería ver que estabas bien, es todo.

— ¿Qué?

— Yo... solo quería verte, así que... no quiero... no debí venir, ¿cierto? —rió nerviosamente y la confianza se desborono— Lo siento, no se que estoy haciendo aquí... será mejor que me vaya.

Se puso de pie, dispuesta a irse, pero el castaño se atravesó en su camino, quedando frente a frente, muy cerca del otro. Se miraron con sorpresa por el repentino acercamiento, pero ninguno retrocedió.

— Ve a prepararle el baño —escucharon ambos en el marco de la puerta. Miraron a Carla de pie ahí—, debe estar cansada por el largo viaje, prepara el baño y después ayúdame con la comida.

— ... Está bien —murmuró el varón y miró a Vinna— regresó en un momento...

El joven salió del comedor sin saber muy bien qué estaba pasando y fue al segundo piso. Carla le clavó la mirada a Vinna.

— Espero no tenga problema con mi baño poco lujoso.

— ... No. Tampoco necesita hablarme con tanta formalidad.

— Será la próxima reina, no podría hacer eso.

Las mejillas de Vinna sonrojaron.

— Por favor, olvide que soy de la nobleza —dijo agachando la cabeza—, vine aquí con esa intención... de olvidar... que estoy atada a esa vida, solo por unos días...

Carla no respondió, pasó a su lado y comenzó a prepararse para cocinar. Vinna la observó sin saber qué pensar o cómo sentirse. Eren regresó y le explicó lo necesario, entonces ella se fue a tomar un baño y él se quedó a solas con su madre preparando la comida.

— Había dos jóvenes preguntando por ti en el mercado —habló su madre mientras corta verdura. Eren le miró de reojo por un momento y volvió su vista a la carne que cortará—, una chica y un chico. Cuando me acerqué a ellos inmediatamente supusieron que soy tu madre, dijeron que nos parecemos mucho, entonces me pidieron que los acompañara a un carruaje. Ella estaba ahí, asomada entre las puertas, buscándote con la mirada. La traje aquí poco antes de que regresarás.

Girar en el vacío : Eren JaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora