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La nieve comenzó a caer mientras dos cuerpos descansaban juntos bajo el calor de las sábanas. Las colinas se cubrieron de blanco bajo el manto oscuro de la noche. Al amanecer, la sombra de los árboles se extendió sobre la nieve mientras el sol se asomaba entre las colinas, el amarillo de su luz y el celeste del cielo pincelaron la mañana de aquel día frío.

Vinna observó aquel paisaje sentada desnuda en la cama, cubriéndose con las sábanas, mirando a través de la ventana como los apenas cálidos rayos del sol intentaban colarse en la habitación. En ese momento comprendió porque Eren jamás podría abandonar este lugar, porque jamás podría cambiar su tranquila y trabajadora vida en Shiganshina. Comprendió la belleza de la ausencia de murallas, el sentimiento de libertad al ver el horizonte, y el diferente ambiente que es no vivir entre adinerados.

Lo observó acostado a su lado, con el cabello desordenado y los labios entreabiertos, durmiendo profundamente. «Será mejor que lo dejé dormir un poco más». Sigilosamente salió de la cama, ya lo había pensando un poco mientras miraba el amanecer, fue al armario del castaño y buscó algo de él para ponerse, quería salir sin llamar mucho la atención.

Tomó unos pantalones negros y un suéter gris, ambos le quedaron grandes, pero podría usarlos, sin embargo, los zapatos le quedaron enormes, no tuvo más opción que usar los botines que Mina le había prestado para que estuviera más cómoda. Se dio un baño y luego de secarlo se recogió el cabello y lo ocultó bajo un gorro negro que tomo del armario, teniendo algunos mechones rojizos cayendo por su rostro. Era consciente que solo con eso se congelaría si pasaba mucho tiempo afuera, pero lo único que quería era poder llegar a la casa de Carla. Y lo logró, la madre de Eren la recibió en su casa, temblando y con cara de vergüenza.

— ¿Por qué llevas la ropa de mi hijo? —preguntó la mujer mientras le ofrecía una taza de té caliente.

Vinna recibió la taza, sentada en el sillón de la sala.

— No quería llamar la atención.

— Pues quizás llamaste a una enfermedad pulmonar, ¿Qué vamos a hacer si te enfermas?

— Lo siento —dijo de inmediato, con sus mejillas enrojecidas por la vergüenza.

Carla la miró sin mucha expresión en su rostro.

— ¿A qué viniste?

— Eren dijo que suele venir a comer con usted... —titubeó— Pensé en ayudarla con el desayuno en su lugar, él está muy dormido, no quise despertarlo.

— ¿Sabes hacer otra cosa que no sea dar órdenes?

— Uh... puedo aprender.

No era como que Vinna quisiera ganarse a la madre de Eren, en realidad quería ayudar por haberla recibido y por las molestias que ha causado. Además, quería conocer a la mujer que crió sola a un hombre como él, conocer a una mujer que de verdad desempeñaba su papel como madre. Ayudar con el desayuno fue más complicado de lo que pensó, y ciertamente resultó extraño recibir órdenes.

— ¿Tuviste sexo con Eren? —preguntó de pronto. Vinna estaba por llevar los platos a la mesa cuando se detuvo en seco y observó a la castaña.

— ... Sí, lo tuve —respondió sin saber muy bien cómo reaccionar.

— ¿Qué hay de la virginidad, tu futuro esposo, si quedaste embarazada?

— ... Mi virginidad no importa, mi prometido tiene una amorío con una sirvienta, realmente no le importo yo como mujer. Y... —desvió la mirada— Eren lo hizo afuera... no digo que hayamos evitado el embarazo, solo es... menos probable.

— ¿Se supone que eso me deje más tranquila? —cuestionó seriamente, apoyando sus manos en su cintura. Vinna no se atrevió a decir nada, pudo haber respondido pero no quería sonar demasiado autoritaria o desmedida. Llevó los platos a la mesa, pensando que la conversación había terminado— ¿Eren te habló sobre su padre?

Vinna dejó los platos en la mesa y miró a Carla.

— Me dijo que no lo recuerda, que murió cuando él era muy pequeño.

— ¿Eso te dijo? —la pelirroja asintió con la cabeza— Dice estar enamorado pero ni siquiera te contó la verdad.

— ¿A qué se refiere?

— Su padre no está muerto, está bastante vivo en Sina.

Vinna lo entendió al instante, Eren es un hijo bastardo, no reconocido.

— ¿Eren sabe quién es exactamente su padre?

— No, ¿por qué querría saberlo? A él no le importa un hombre que lo abandonó a su suerte. Eren siempre ha tenido una manera muy extraña de afrontar la vida, desde muy pequeño ha sido así. Él no necesitaba de un padre, jamás me reclamó por ello. En su lugar, él siempre habló de protegerme, pero conforme creció entendió que yo no necesitaba que me protegiera.

— ... ¿Por qué me cuenta eso?

— Porque quiero que entiendas porque no te quiero cercas de mi hijo.




La tragedia romántica de Carla comenzó cuando ella aún era joven. Era una simple camarera sin apellido trabajando en un bar de Rose, pero cualquier hombre notaría su belleza.

Una tarde de verano conoció a un joven doctor, de amable expresión y elegante vestimenta. Él era un hombre de Sina, pero se encontraba en Rose haciendo un favor y decidió pasar al bar, sin embargo, Carla no sabía de su clase social. Desde su primer encuentro sintieron algo, aquel joven comenzó a frecuentar el bar, comenzó a conversar un poco con ella, después ha salir, comenzaron los abrazos y la persuasión, después los besos y las palabras bonitas, hasta que finalmente tuvieron sexo bajo influencia del alcohol.

Carla quedó embarazada esa noche, su amante fue quien lo descubrió, pues ella llevaba sintiéndose mal durante un tiempo.

— Esperaremos unas semanas y lo sacaré —dijo él.

— ¿Cómo que lo sacarás? —cuestionó asustada.

Él la observó seriamente.

— Carla, no estás pensando en tener un hijo, ¿o sí?

— Bueno, yo... —dudó— Creí que podríamos ser buenos padres.

Fue en ese momento cuando la ilusión ingenua de una joven mujer se desmoronó por completo.

— Carla, soy un doctor de la nobleza y estoy casado. De hecho, tengo un hijo. Voy a heredar un puesto importante, no puedo dejar algo como una prueba de que le fui infiel a mi esposa con una camarera.

Carla no dijo nada por miedo. Sin embargo, tenía muy claro que traería a ese bebe al mundo. Ella tomó sus cosas y se fue al lugar más alejado de ese hombre, regresó a sus raíces, Shiganshina. La recibieron en la iglesia y ellas la cuidaron hasta que dio a luz, comenzó a trabajar para la iglesia y crió sola a su hijo, al cual le otorgaron el apellido Jaeger.

Cuando él creció le contó sobre su padre, que era un doctor de la nobleza, que tenía otra familia. Y aunque Eren la miró con mucha atención, no dijo nada. Después supo que cuando otros niños le preguntaban por su padre, él decía que murió cuando él era muy pequeño.

Vinna no pudo expresar sus sentimientos al escuchar aquella historia pues Eren había aparecido, bastante preocupado porque no sabía a donde había ido ella.

Girar en el vacío : Eren JaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora