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La tormenta se ha calmado pero no disipado. La lluvia continua sobre Eldia de manera más tranquila. Sin embargo, la tranquilidad no es algo que acompañe al joven Jaeger en el día de hoy. El bar de Hannes es ruidoso, como siempre, pero no tanto como los pensamientos del castaño, cuya mente está hecha un lío.

— ¿Y a ti qué te pasa? —le cuestionó Hannes. Como ya es costumbre, Eren está sentado en uno de los banquillos frente a la barra, más específicamente el último— Parece como si no hubieras dormido nada, te ves terrible.

— No dormí nada —confirmó con el sabor amargo de la cerveza en su boca. Sus dedos se aferran al tarro mientras permanece encorvado con pereza apoyado en la madera de la barra—, me duele la maldita cabeza, joder...

El rubio enarcó una de sus delgadas cejas sin comprender al joven frente a él. Era extraño verlo tan distraído y con esa expresión de confusión, a Hannes no le preocupa que se emborrache pues tiene buena resistencia al alcohol, sin embargo, le preocupa que lo que sea que le esté inquietando le afecte el importante trabajo en el que se encuentra ahora.

— ¿No debías ir a la mansión de los Frik?

— Tengo el día libre —dijo inmediatamente con su voz rasposa. Hannes le miró en silencio por un momento, y repentinamente Eren alzó su mirada a él— ¿Cuánto tengo que beber para olvidar una noche?

— ¿Qué? —cuestionó frunciendo el ceño— ¿De qué hablas? ¿Qué carajo hiciste?

— ... Conocí a una mujer —dijo seriamente—, a una maldita mujer... Nunca había conocido nada igual, me puso en una situación complicada y ahora no puedo dejar de pensar en ella.

— Dime que no tiene que ver con la hija de los Frik.

— No... Definitivamente no es la hija de los Frik... —mintió.

Bebió lo que restaba de su cerveza y se largó a donde se está quedando actualmente. El alcohol no hizo ningún efecto, sigue recordando detalladamente la reciente noche, sus latidos se descontrolan y el sudor resbala por su frente. La inquietud le recorre el cuerpo entero.

En su momento creí que era una broma, incluso una prueba para ver qué clases de intenciones tenía, sin embargo, aun así estaba incrédulo, ella dijo "tócame" con tanta naturalidad y seguridad que no tuve cabida para reaccionar

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En su momento creí que era una broma, incluso una prueba para ver qué clases de intenciones tenía, sin embargo, aun así estaba incrédulo, ella dijo "tócame" con tanta naturalidad y seguridad que no tuve cabida para reaccionar.

— ¿Disculpe? —balbuceó.

— Quiero que memorices mi cuerpo, con solo verme no es suficiente, ¿no?

Me dije a mi mismo que estaba soñando y que pronto iba a despertar, y mientras me engañaba a mí mismo con esas excusas el aroma a manzanilla acarició juguetonamente mi nariz, sentí un ligero peso encima y mi vista se deleitó con la cercanía de aquellos soles enmarcados en largas pestañas rojizas. De pronto la sensación fría se extendió en las yemas de mis dedos, Vinna había tomado mi mano y la colocó sobre la piel de su cuello, una piel fría y suave, era como tocar un liso corte de mármol en invierno.

Girar en el vacío : Eren JaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora