❃ 03 ❃

213 22 7
                                    

Era como ver hortensias blancas atrapadas en un charco de sangre sobre el verde pasto.

Los niños vienen de visita de vez en cuando ya que la señorita Vinna se aburre con facilidad, para ser más exactos, vienen a la mansión cuando los padres de la pelirroja se ausentan por muchas horas.

Aunque Vinna es una mujer conocida por su seriedad y fuerte carácter que parece un reflejo de la personalidad de su padre, su verdadera naturaleza es más similar a la de una niña, por lo menos en ciertos aspectos.

Su cabello cae como cascada sanguinaria desde su cabeza y se extiende sobre el pasto; los dos menores lo decoran con flores del jardín mientras ella tararea una canción manteniendo los ojos cerrados.

— Señorita Vinna, ¿qué canción es esa? —cuestionó el varón.

Vinna dejó de tararear y miró de reojo a Falco.

— Es una melodía, no tiene letra, la aprendí cuando era niña —dijo con voz suave.

— ¿Se la cantaba su mamá? —preguntó Gabi.

La pelirroja hizo una leve mueca con sus labios y desvió su mirada al cielo.

— No... —murmuró— no la cantaba mi madre.

«Ella jamás hizo algo como eso»

— ¿Entonces quién? —curioseo el menor.

— ... Mi maestra de piano —respondió en un susurro.

— Whooa, no sabía que tocaba el piano —dijo la pequeña castaña con una mirada iluminada.

A diferencia de Gabi, Falco le miró algo confundido, aquella expresión en el rostro de la pelirroja... no la supo descifrar.

— No, ya no toco el piano.

— ¿Uh? —Gabi ladeo su cabeza al escuchar aquel tono de voz tan gélido.

— ... ¿Por qué? —se atrevió a preguntar Falco con cautela.

— Porque... mi maestra ya no... —pausó ante cierto recuerdo— pudo tocar más el piano, yo la...

Vinna frunció ligeramente el ceño al divagar su mirada y notar al joven Jaeger sentado al borde de la ventana dibujando. Vinna se sentó y le observó fijamente. Estaba tan concentrado que él ni siquiera la notó mirándolo, y ella no notó aquel repentino regreso.

— ¡Vinna! ¿Qué carajos estás haciendo? —gritó su padre desde la ventana de su oficina. La pelirroja se sobresaltó al igual que los niños— ¿Qué ridiculez tienes el cabello? ¡Te he comprado decenas de broches de oro! ¿Por qué usas esa mierda?

Frik apretó los labios mientras se ponía de pie y frunciendo el ceño respondió.

— No hables con tales palabras frente a niños ajenos, ¿qué clase de ejemplo crees que estás dando, padre?

Y aunque la pelirroja se mostró firme ante su padre había cierta inseguridad reflejada en sus iris dorados. Eren escuchó y observó todo desde la ventana, incluso sintió aquella extraña tensión en el ambiente. Se paró y se escondió detrás de la pared, no quería que alguien más lo viera y lo acusaran de entrometido, aun así se mantuvo expectante, pero no hubo más discusión que llegará a sus oídos.

— Ya perdí mi inspiración... —murmuró de malas tras un suspiro.

Los padres de la pelirroja tenían planes de ir a visitar a otro de los sub-estados de Sina, Yarckel, por temas de negocios familiares, sin embargo, la inesperada tormenta llegando desde el oeste les hizo regresar a casa. Stohess aún se ve soleado, pero en cuestión de minutos el cielo se cerrará y una fuerte tormenta llegará al territorio. Por suerte la familia de Gabi también es del sub-estado Stohess, así que podría regresar a tiempo a casa junto con Falco.

Girar en el vacío : Eren JaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora