Capítulo ocho

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Había pasado un mes desde nuestra última reunión de Cupido, y un mes desde que había empezado a salir con Samuel (aun no aceptaba el hecho de que fuésemos novios), y no sé si los chicos también sentían mi tensión o solo eran impresiones mías.

Mientras ellos hablaban, yo observaba la cafetería y analizaba a las personas. Bianca estaba sirviendo café, sonriente como siempre. Aline estaba atendiendo unas mesas. Había varias parejas, todas usando bufandas o gorros.

Eran inicios de octubre en Osavia, y el frío comenzaba temprano ese año... Y todos los anteriores también.

—¿Estás de acuerdo, Peach? —Me pregunta Rick, con ese ridículo apodo que me dio en la escuela.

—Estoy de acuerdo —Sonrío en su dirección, sin saber qué acabo de aceptar. Él asiente y vuelve hacia su conversación con Dawn.

Nico está mirándome con una ceja alzada.

Conozco esa expresión, me está preguntando qué me pasa pero no quiere interrumpir a los chicos. Formulo un "nada" con los labios, y él alza aun más las cejas, como diciendo "no me mientas".

¿Cómo explicarle que en el curso de un mes había pasado de ser una estudiante emocionada, a una estudiante emocionalmente inestable en una relación aun más inestable y dañina? ¿Cómo explicarle que mi mente decía que estaba mal, pero que todo lo demás en mí me obligaba a aceptar esa realidad?

Me da un toque con su pie bajo la mesa, llamando mi atención. Ahora sus ojos están tristes, su expresión no cambia pero sé reconocer sus gestos. Sé todo lo que tenga que ver con él.

—Okey, basta de las miraditas —Dawn interrumpe su conversación con Rick—. ¿Sucede algo?

Un "nada" se escapa de mis labios, al mismo tiempo que Nico dice "pregúntale a Lena". Lo miro mal, pero él parece bastante enfurruñado.

—No es nada —Le digo a Dawn, y un mensaje entra en mi teléfono. El nombre de Samuel alumbra la pantalla y eso no pasa desapercibido para los chicos. Suspiro—. Llevo unas semanas saliendo con este chico...

Silencio. Casi habría preferido que me pidiesen explicaciones, pero los tres se quedan en silencio. Rick incluso mira a Nico, que parece muy interesado en mi rostro. Está serio, pero eso no es raro en él.

—Eso es maravilloso, Lena —Dawn me sonríe, un poco tensa a mi parecer—. ¿Cómo es él?

—No necesitamos saber realmente —Interviene Rick, rápidamente—. Digo, esta es una reunión de Cupido y...

—Déjala hablar, Richard —Ordena Dawn, con voz autoritaria.

El rubio murmura por lo bajo un "gruñona" (el apodo favorito de Rick para Dawn), y se cruza de brazos.

—Se llama Samuel, y... Él es... Agradable, amistoso, y...

—¿Estás describiendo al que supongo es tu novio, o a un perro? —Interrumpe Nico. Dawn le da una palmada en el brazo—. ¡¿Qué?!

Me aclaro la garganta, sintiéndome un poco tímida.

—Es bueno.

—¿Y mueve la cola también? —Nico bufa cuando Dawn lo golpea de nuevo, fuerte—. En serio, debes dejar de hacer eso, gruñona.

—Apuesto que es maravilloso, Lena —Dawn me sonríe—. Ya quiero conocerlo.

—Yo igual —Interviene Rick—. Pero me gustaría saber... ¿Me dejará rascarle la panza o...?

Dawn no lo aguanta más y empieza a reír ligeramente.

No sé qué me duele más, que se estén burlando o que no me tomen en serio. Creo que lo segundo, porque si hubiese sido cualquier otra situación, me habría reído con ellos.

Las Alas de Cupido (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora